martes, 29 de julio de 2008

La Maestra Rural - Cuarta Parte

Dio tantas órdenes y vociferó tanto que los empleados de la agencia no sintieron la falta de ella, sino que mas bien suspiraron aliviados. Anabel se perdió por los pasillos de la escuela hasta llegar al despacho de la Sra. Martínez. Dios tres golpecitos en la puerta y Gisela abrió, la tomó de la mano y la metió dentro. Mientras Gisela cerraba la puerta tras de ellas, Anabel la atrapó por la cintura, arrimando su sexo al trasero de la rubia. Gisela rió quedo, se volvió y se abrazaron....acercaron sus bocas y se dieron el primer beso, un beso cargado de sensualidad, del sabor de lo prohibido al saber que estaban en un lugar teóricamente peligroso. La lengua de Gisela se enredó en la de Anabel, mientras esta la apretaba contra su cuerpo...cuando separaron las bocas Anabel ya estaba excitada y por el brillo en los ojos de Gisela supo que la otra sentía lo mismo.
- Vaya...besas bien...
- ¿De verdad?...entonces no hay inconveniente en que repita respondió Anabel, poniéndose en punta de pies para poder besar a Gisela, que la ayudó a llegar de buena gana....este segundo beso fue aún mas cargado de sensualidad. La mano derecha de Gisela pasó detrás de la nuca de Anabel, para profundizar el contacto de los labios, mientras las lenguas se enzarzaban, enredaban y recorrían la boca de la otra en una caricia excitante. Anabel pensó que nunca antes la había besado tan bien.
Cuando se separaron comenzó a desabrochar la camisa de Gisela...los pechos muy blancos y con unos pezones rosados difuminados a los bordes surgieron justo frente a los ojos de Anabel...que no pudo con su genio y atrapó uno con su boca, succionando lentamente, como si se tratara de una deliciosa fruta. Por el suspiro de Gisela supo que esa caricia le estaba gustando mucho...así que fue al otro seno y repitió la operación. Gisela le acariciaba la nuca mientras ella prestaba atención a los senos blanquísimos, como si supiera que uno de los puntos débiles de Anabel eran precisamente esas caricias en la nuca....siguió lamiendo los mas que erectos ahora pezones, mientras Gisela le besaba la cabeza con besitos cortitos...y su mano se deslizaba en la abertura de la blusa de Anabel para sobar un seno sobre el soutien, y luego pellizcarlo suavemente logrando una rápida respuesta del pezón.
Las manos de Anabel se perdieron debajo de la falda de Gisela, acariciando las nalgas mientras seguía succionando alternadamente los pechos de su compañera, hasta que una de las manos rozó el sexo húmedo y caliente de la rubia...tan húmedo y caliente como el suyo propio. Detuvo un poco el trabajo en los senos para poder quitar la falda, y luego los calzones de Gisela...el vello rubio rojizo surgió a la vista de Anabel...besó el monte de Venus de Gisela, aspirando el perfume a mujer excitada que provenía de las entrañas de la muchacha.
- Vamos al sofá...
- Sí murmuró Gisela, excitadísima. Le estaba dejando todo el papel activo a Anabel, pero a decir verdad a esa altura no iba a ponerse a protestar. Fueron hasta el antiquísimo sofá de cuero negro...Anabel hizo que Gisela se sentara en sofá, hacia el borde, y suavemente le indicó que abriera las piernas. Anabel comenzó a besar desde las rodillas de Gisela hacia arriba, mitad beso y mitad lametazo, degustando el sabor de la piel blanquísima de ese monumento rubio. La lengua jugueteo en la zona cercana al sexo de Gisela, que ya estaba mojadísimo producto de la gran excitación que la muchacha sentía....sintió como Anabel ponía una mano sobre cada muslo y la idea de lo que estaba por suceder casi le provoca un orgasmo. Con los dedos de ambas manos Anabel separó los abultados labios vaginales de Gisela, quedando el sexo de la muchacha a la vista...el capuchón que cubría el clítoris no era suficiente para ocultar ese pequeño mástil erecto que reclamaba caricias de forma urgente. La lengua de Anabel dio una larga y lenta lamida a todo lo largo del sexo de Gisela, lo cual provocó un gemido en la muchacha....antes de que esa misma lengua jugueteara en toda la zona con movimientos rápidos, para después acomodarse como un pequeño falo e intentar penetrar la vagina de Gisela, que cedió de buena gana a las caricias....la lengua de Anabel recorrió el interior de la vagina, para luego atrapar de pronto con la boca el clítoris y darle una larga succión, que hizo que el orgasmo de Gisela explotara y una abundante cantidad de jugos mojaran la cara de Anabel.
Anabel subió hasta el rostro de Gisela cubriendo de besos el vientre y los senos en su camino, para luego besar profundamente la boca de la muchacha, que aún respiraba agitada...los ojos celestes brillaban de satisfacción. Ahora fue Gisela quién hizo que Anabel se sentara, para proceder a sacarle las botas negras, y luego el pantalón. Los calzones rosados de Anabel mostraban a claras la excitación que la mujer sentía de tan mojados que se veían, por lo que Gisela decidió prescindir de ellos para descubrir el sexo de Anabel...un sexo depilado en la zona cercana a la vagina, y con una mata de pelo negro también cuidadosamente cortado en el monte de Venus. La mano de Gisela jugueteo con el ralo cabello, acariciando luego la suave piel de los muslos, mientras besaba el vientre de Anabel. Desabrochó la camisa, quitándola y liberando luego los pequeños senos de la publicista, que estaban mostrando a las claras la excitación....Gisela miró a Anabel con tanto deseo que la otra sintió que se le calentaba la sangre. Cuando Gisela besó amorosamente el sexo depilado Anabel elevó las caderas para indicarle lo que deseaba....y Gisela no se hizo repetir la sugerencia. Atrapó con su boca el clítoris hinchado y sobresaliente, y lo mimó con su lengua húmeda y caliente, de abajo hacia arriba, deteniéndose un minuto para chuparlo y luego volver a lamerlo de abajo hacia arriba, siguiendo el ritmo cada vez mas acelerado que Anabel le marcaba con sus caderas, se movía tanto que a Gisela se le estaba volviendo difícil seguirle el ritmo...al fin el orgasmo de Anabel se desató con una serie de contracciones tan fuertes que le hicieron soltar unos gemidos.
Después de eso Gisela no tuvo reparos en introducir dos dedos en la vagina repleta de líquidos de Anabel, entrando y saliendo con rapidez, de modo que las entrañas de la mujer prontamente se vieron conmocionadas por otro orgasmo, que la agotó totalmente...Gisela retiró sus dedos, se sentó junto a ella y la abrazó tiernamente.
- Caramba...sí que sabes lo que haces...
- Lo suficiente murmuró Gisela en su oído, besándola luego a lo largo del cuello. Tenía ganas de quedarse allí para siempre, pero eran casi la una y tenía que regresar a casa a esa hora para el almuerzo o su padre sospecharía. Por eso comenzó a abotonarse su camisa, aunque su deseo era quedarse abrazada y sentir el cuerpo de Anabel.
- Tenemos que irnos...¿eh?.
- Pues sí respondió Gisela, sintiendo que la tristeza la invadía. Anabel se iría esa tarde...probablemente no volverían a verse. No se arrepentía de lo que acababan de hacer...pero le daba pena perderla tan pronto, sobre todo porque intuía que podían tener una relación excelente si se dieran el tiempo.
Anabel se vestía también en silencio. Pocas veces una mujer le había amado de manera tan sabia...haciendo justamente todo lo que le hacia gozar sin preguntar antes. No quería perder a Gisela...y sin embargo...¿cómo podrían no perderse?. Ella tenía que volver a la ciudad ese mismo día...probablemente ni podrían despedirse. Fue hacia la rubia y la abrazó fuertemente...Gisela bajó la cabeza y atrapó su boca, ansiosa, se besaron como desesperadas.
- No quiero irme...
- Tampoco yo.
- ¿Y qué hacemos ahora?.
- Tenemos dos posibilidades respondió Gisela, que en ese mismo momento había tomado una decisión.
- ¿Cuáles? preguntó Anabel...que no veía solución a esa historia.
- Estamos en Setiembre...en Diciembre terminan las clases. Tú regresa a la ciudad... es cierto....pero.....¿te intereso lo suficiente como para intentar una historia conmigo?.
- Claro que sí, me encantas Gisela...mentiría si digo ahora que te amo...pero me gustas demasiado, me atraes, tenemos química...creo que puede haber un gran amor entre nosotras.
- Entonces...inténtalo conmigo...nos comunicaremos en este tiempo como podamos...y si para Noviembre ambas sentimos que es posible nuestra historias, yo pido el pase para la capital...y me voy a vivir allá, para estar cerca de ti.
Anabel se quedó un rato en silencio, tan largo que Gisela pensó que la había asustado con la propuesta. Bajó la cabeza, súbitamente avergonzada....pensando que quizás lo mejor era tomar eso como un desahogo sexual, olvidar la atracción entre ellas, y simplemente...seguir la vida de pueblo...cuando la voz de Anabel la interrumpió.
- Acepto...quiero intentarlo contigo...caramba, claro que quiero intentarlo contigo.
Terminaron de vestirse e intercambiaron número de teléfono, dirección postal y dirección de e-mail, así como los números de ICQ de cada una...cada cosa que pudiera mantenerlas en contacto. El pueblo estaba demasiado lejos de la capital, y del modo en que Anabel se dedicada a su trabajo probablemente no podría viajar....pero tratarían de mantener viva la atracción en ese tiempo. Se despidieron allí mismo, con un beso apasionado y esa promesa....intentarlo

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