jueves, 17 de julio de 2008

Dos Mujeres - Parte Seis

Eugenia pasó mas de una hora en el baño arreglándose, se cepilló el cabello cuidadosamente, se puso unos jeans nuevos, zapatos, un buzo de angora azul cielo que le sentaba estupendo con su piel tan blanca y el rojo de su cabello. Se perfumó, dio una repasada a la habitación donde trabajaba para que se viera ordenada....y aún así cuando el timbre sonó, exactamente a las 20 horas no pudo evitar que el corazón le diera un salto. Encendió el incienso de pasada y abrió la puerta.
Vanesa vestía el mismo conjunto que le había visto al mediodía...seguramente desde la oficina se había venido directamente al estudio. Eugenia se quedó en la puerta, y Vanesa también, hasta que la joven reaccionó y sonriendo tímidamente se apartó un poco y le dijo.
- Pasa...es la puerta de la derecha.
- Gracias.
Vanesa recorrió toda la habitación con su mirada...tenía una gran capacidad para captar los detalles con solo unos pocos minutos. La habitación se veía tal como Eugenia...algo bohemia, pero limpia y con un cierto orden dentro del desorden. Tenía muchos detalles de buen gusto, buena combinación de colores en los almohadones y las cortinas....los muebles no eran lujosos, pero se veían muy cómodos y bien ubicados. En una de las paredes estaban las pinturas prolijamente ordenadas. En el atril había una obra comenzada, esperando el final. En el ambiente se mezclaban el olor de las pinturas y el perfume del sahumerio...le gustó el conjunto.
Desvió la mirada hacia Eugenia. Se veía tan especial con esa ropa...mas adecuada a su condición femenina, el cabello suelto le sentaba bien...y los ojos estaban brillantes. Sonrió para calmar a la muchacha, que de nuevo se veía tímida y nerviosa.
- Así que este es tu reino.
- Sí..aquí vivo y pinto...no sé que tipo de obras estás buscando.
- Pues no sé...me gustaría ver lo que haces.
En la obra de Eugenia imperaba el tema femenino...mujeres hermosas, tristes...algunas mirando al horizonte, esperando...mujeres con ganas de ser felices, otras simplemente durmiendo. Algunos cuadros representaban a dos mujeres en actitud presuntamente amistosa. También tenía paisajes con una belleza extraña...mares tormentosos, o nocturnos camperos. Vanesa conocía un poco de arte y esa muchacha tenía "pasta" para convertirse en una muy buena pintora.
Eugenia miraba atentamente a Vanesa mientras recorría su obra con mirada crítica...esperando ver algún signo en su cara. Cuando Vanesa terminó la miró y sonriendo le dijo:
- Me encanta tu obra...realmente Eugenia...si algo sé de arte, tienes muy buen futuro.
- Gracias...tu opinión es muy importante...también creas, tienes el sentido artístico que me interesa en quién me critique.
- Esto es muy bueno Eugenia....realmente bueno.
Se quedaron en silencio, mirándose a los ojos....Eugenia sostuvo la mirada de Vanesa...había en el aire una cierta tensión...una electricidad que pasaba entre ambas. Vanesa tuvo deseos de acercarse a la muchacha y besarla...perder su formalidad y seducirla. Unos pequeños ladridos interrumpieron la escena.
- ¿Tienes un perro?.
- Sí...disculpa, quiere salir al patio...ya regreso.
Eugenia fue a sacar a Pancha afuera. Se asomó a la habitación.
- ¿Café...té....o qué cosa desearías?.
- Un té estaría bien.
- Siéntate...prende la radio, o lo que quieras...regreso en unos minutos.
Vanesa fue hasta el pequeño equipo de audio que Eugenia tenía sobre un mueble. Los cd's estaban apilados en una especie de cajonera extraña...seguramente de confección casera, pero no desentonaba ese mueble extraño en el estudio. Eligió un compact disc de Enya y lo puso. Luego se acomodó en un sofá, después de quitarse la chaqueta. Cruzó las piernas y se relajó....la música y el incienso formaban un ambiente muy agradable. Entrecerró los ojos...y se dejó llevar al punto que no se dio cuenta de la llegada de Eugenia.
Eugenia entró a la habitación con las dos jarras de té...no le gustaban los pocillos, usaba las jarras para tomar café o té indistintamente. Sonrió enternecida al ver a Vanesa con la cabeza tirada sobre el respaldo del sofá, los ojos cerrados y descansando....se sentó suavemente a su lado, después de dejar las jarras sobre la mesilla. Que ganas de acariciarla, de ofrecerle su hombro para que descansara su cabeza...que ganas de besarla, y saber a qué sabían sus labios.
Vanesa se sintió observaba y abrió los ojos. La cara de Eugenia estaba cerca...demasiado cerca. Se miraron directo a los ojos. El corazón empezó a latirle tan fuerte que pensó que moriría...tenía tantas ganas de acariciarla, pero no quería romper el encanto de ese momento porque intuía que de algún modo misterioso se estaban comunicando a otro nivel. Estiró la mano y acarició suavemente un mechón de cabellos de Vanesa, que no hizo nada por alejarse.
- ¿Estás cansada? preguntó suavemente. No se sentía avergonzada ahora...tenía deseos de protegerla...le veía cansada, pero no de cansancio físico.
- Sí...un poco. Creo que estoy trabajando demasiado últimamente.
- ¿Y por qué trabajas tanto?.
- Siempre ha sido así...amo mi trabajo.
- ¿Y tu vida Vanesa?. ¿Por qué no olvidas un poco el trabajo y haces cosas por ti?
- ¿Cómo qué?.
- Salir, divertirte....conocer gente...enamorarte.
Vanesa sonrió levemente...antes de estirar su mano y acariciar el rostro de Eugenia. Eugenia pasó la mano detrás de la nuca de Vanesa y la fue acercando a su cara...estaban hablando tan cerca una de la otra que no le costó demasiado...Vanesa cerró los ojos como una adolescente que se prestara a recibir el primero beso de vida.
Fue el beso mas dulce que Vanesa recibiera en su vida...Eugenia posó sus labios sobre los de Vanesa, muy suave, casi como una caricia...un beso totalmente desprovisto de lascivia...una caricia que trasmitía lo que ella sentía en esos momentos: deseos de cuidar a Vanesa, de lograr de algún modo que fuera feliz.
Los labios se separaron pero los rostros continuaron muy cerca....Vanesa continuó con los ojos cerrados por unos segundos...borracha de sensaciones nuevas...sensaciones que ninguna otra persona había despertado antes. Eugenia la miraba, asustada por su audacia...sin embargo en su interior sentía que ese beso no era un error.
Vanesa abrió los ojos...vio el rostro joven de Eugenia muy cerca del suyo...y sintió un poco de miedo....¿qué edad tenía esa chiquilla?. ¿Tenía ella derecho de enredarla en una relación....con la diferencia de edad que seguramente las distanciaba?.
- Creo que se me hizo muy tarde murmuró, poniéndose de pie. Eugenia la miró, sorprendida.
- ¿Te ofendí?....disculpa, no fue mi intención.
- No...no...solo que...tengo que irme, se me hizo muy tarde volvió a responder Vanesa, poniéndose su chaqueta. Volvió a verla...por Dios, era tan joven...no, no tenía derecho. Tomó su cartera.
- Discúlpame...no quise ofenderte...espero que no pienses que soy una degenerada o algo así.
- Claro que no...no pienso nada...solo déjame ir...
- ¿No tomas el té? preguntó Eugenia en un último intento por retenerla unos minutos más. No podía creer que su instinto se equivocara tanto...Vanesa estaba tan relajada durante el beso...que le parecía imposible que no lo hubiera disfrutado tanto como ella.
- No, realmente...debo irme.
- Esta bien respondió Eugenia. Acompañó a Vanesa hasta la puerta, la vio subir al FIAT e irse...cerró la puerta y se recostó. Suspiró...¿cuál había sido el error?. Vanesa había respondido a sus caricias....de no ser así, jamás se hubiera atrevido a besarla.

- "Y se va como alma que lleva el diablo nada mas besarla...no entiendo. Bueno...tampoco tengo tanta experiencia como para entender...o no sé. Caramba Eugenia, creo que esta vez metiste la pata".

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