miércoles, 16 de julio de 2008

Dos Mujeres - Parte Cuatro

Con tal de no oír más a Omar llamarla Vanesa aceptó ir con él al casamiento de Ximena Azcuenaga y Federico Arriaga. Era de esos eventos esperados por la sociedad pero que tan cargosos le resultaban...claro que Omar tenía razón en que su presencia en ese tipo de fiestas era favorable para la boutique. Al fin que muchas de las mujeres que irían a la fiesta vestirían con una creación de Vanesa Rey.
Suspiró mientras daba una última vuelta frente al espejo...el traje de noche, largo y azul oscuro resaltaba la blancura de la piel y su cabello rubio, que llevaba en un peinado alto que su peluquero se había empeñado en hacer y ella aceptó por no desilusionarlo. Debía admitir, sin embargo, que ese peinado la hacía ver muy interesante. El vestido tenía un escote bajo por detrás, dejando ver la espalda de Vanesa, que era prácticamente perfecta. El maquillaje también lo habían hecho en lo de Nelson, así que no tenía que preocuparse por eso. Se retocó el perfume, tomó las llaves del auto y se dispuso a recorrer la distancia que separaba su apartamento de "Haras del Lago", el elegante club en donde se realizaría la boda.
Encendió la radio mientras conducía hasta el lugar....pensó que hacía ya un tiempo que no concurría a ninguna fiesta. Giancarlo iba a cuanta reunión, fiesta o inauguración hubiera en la ciudad...era un ser muy sociable, demasiado para el gusto de Vanesa, aunque admitía que era importante esa faceta para un diseñador.
Apenas llegar a la fiesta se vio rodeada por las mismas personas, que le hablaban de las mismas cosas que no le interesaba escuchar...pero sobre las que debía conversar para no parecer descortés. Logró desprenderse un poco de la gente quedándose en un lugar apartado...la gentil voz femenina la sacó de momento de reposo.
- ¿Champagne señora?
Levantó la vista y sonrió al ver los ojos verdísimos de Eugenia...quién sonrió a su vez, algo nerviosa al ver a quién le había ofrecido champagne. Vanesa miró a Eugenia con detenimiento...era la primera vez que la veía usar falda...el uniforme de moza con la blusa de seda blanquísima, la moña negra y la falda negra corta le sentaba muy bien. La blusa entreabierta dejaba ver un poco de los senos, que no por pequeños dejaban de ser muy bonitos...Vanesa tuvo que hacer esfuerzos para controlar su mirada y no dejarla deslizar por esa suave curva.
- No gracias...no sabía que trabajabas de moza...
- A veces...cuando necesito dinero para los óleos.
- ¿Pintas también?.
- Sí...estoy en la Escuela de Bellas Artes, en el último año. Quizás haga una exposición en dos meses, por eso estoy necesitando óleos. Dice mi profesor que tengo buena "pasta".
- Vaya, eres una caja de sorpresas....
- Me gusta más su definición y no la del resto de la gente, que me dice que estoy un poco loca.
- No me trates de usted...me haces sentir vieja.
- Por favor...no eres vieja en lo absoluto respondió Eugenia, mirando a Vanesa, espléndida en el vestido negro...las miradas volvieron a encontrarse y por primera vez Vanesa se sintió nerviosa frente a Eugenia, y no lo contrario Tengo que seguir..el jefe de mozos es exigente...¿quieres champagne?.
- No, no por ahora...quizás mas tarde...
- Bueno, estaré aquí hasta el fin de la fiesta.
Eugenia continuó y Vanesa la siguió con la mirada. La falda negra hacía que su cola se notara más que con los gastados jeans que usaba para repartir la comida de la rotisería. Y la blusa blanca descubría unos senos muy bien proporcionados...además de poder apreciar que Eugenia era dueña de unas piernas muy lindas.
- Vamos a bailar la voz de Omar la sacó de su ensimismada contemplación de las piernas de Eugenia. Casi fastidiada aceptó la invitación. Caramba, hacía mucho tiempo que no dejaba perder su vista detrás de unas piernas lindas, y Omar venía a interrumpir la contemplación. Salió a bailar con él, hacia el centro de la pista. Vanesa sonrió levemente...seguramente ya habría quienes estarían haciendo especulaciones sobre una eventual relación entre ambos...alimentada porque se encontraban en cada fiesta, bailaban, bebían juntos...hasta que otra mujer distraía la atención de Omar, por supuesto. Pero eso casi siempre sucedía hacia el fin de la fiesta, cuando ya Vanesa se había retirado...así que bien podía estar pasando por la novia engañada a los ojos de la sociedad...una sociedad tan hipócrita donde era mejor ser una novia engañada, que no una exitosa diseñadora pero lesbiana.
Eugenia les vio salir a la pista y una nueva punzada de celos...sí, porque esa sensación tan rara eran celos, ahora lo reconocía, le atravesó el pecho. ¿Cómo podía una mujer como Vanesa salir con alguien como ese hombre?. Imaginó que cara pondría Vanesa al saber que se le había lanzado poco después de estar con ella en el bar.
- "Será mejor que no te metas en ese asunto Eugenia. Vanesa es una mujer suficientemente grande como para saber lo que hace. Si esta conforme con ese hombre, es mejor que no te metas" se reconvino a sí misma, mientras esperaba que le dieran la bandeja con una nueva remesa de copas de champagne. Sin embargo, mientras paseaba entre los invitados ofreciendo amablemente el champagne, no podía evitar que su mirada fuera hacia donde estaba la pareja. Conversaban mucho, y Vanesa hasta sonreía muchas veces. Y se veían bien juntos, ambos maduros, exitosos y bonitos. Suspiró levemente...ojala no tuviera que ver seguido a Vanesa. No quería sentirse atraída por una mujer heterosexual, sabía que ese era un seguro pasaporte al sufrimiento...ya lo había vivido con Ana. No quería repetir la experiencia.
La fiesta se prolongó por bastante tiempo...el servicio de mozos era excelente, la comida y la bebida más que generosas y la música…. Bueno, para cuando Vanesa decidió irse la música no importaba mucho, dado que la gran mayoría de los invitados estaba en un estado donde dudosamente superarían un test de alcoholemia. Esa fue una de las razones por las que decidió irse...no quería poner su auto en peligro al irse cuando toda esa gente ebria saliera...esa era otra de las razones por las que siempre usaba su auto para ir a fiestas, odiaba depender de otra persona para irse.
Salía del country cuando vio a Eugenia en la parada del bus. Paró junto a ella, bajó la ventanilla y le preguntó:
- ¿Vas a la ciudad?
- Claro.
- Sube, te llevo...no es hora para estar en una carretera esperando.
Eugenia no se hizo rogar. El viaje de regreso sería una excelente excusa para compartir algún tiempo con esa fascinante...y absolutamente heterosexual mujer. Cuando menos podría disfrutar de su conversación. Abrió la portezuela del Fiat Panda y se instaló en el asiento del acompañante.
- Gracias, esta algo fresco para esperar en la carretera.
- ¿Y que pasó con tu moto?
- Esta en reparaciones...una VESPA del '75 necesita reparaciones a cada rato.
- ¿Por qué usas una motoneta tan antigua?....hay modernas bastante baratas.
- Era de mi padre. Le recuerdo llegando a casa con ella...por eso sigo usándola. Además es una buena moto, solo tiene sus mañas...igual que el viejo Scarone.
- Eres sentimental también...sigues sorprendiéndome...¿Scarone es tu papá?
- Lo era. ¿Por qué te sorprendí ahora? - preguntó Eugenia, interesada en las palabras de Vanesa. Que ella pudiera sorprender a la diosa era algo que no esperaba.
- Te ocultas dentro de una ropa terrible...y hoy descubro a una mujercita que bien podría modelar cualquiera de mis vestidos en una pasarela. Trabajas como moza...para invertir el dinero en crear arte. Pareces tan moderna....y tienes un sentimentalismo que la gente de tu edad considera fuera de moda.
Eugenia enarcó las cejas...al parecer Vanesa le había observado bastante bien. Eso le dio un calorcillo en el pecho.
- Me gusta ser sentimental...debe ser de familia. Mi padre era un hombre callado...pero sin embargo conservaba en su habitación la foto de su primera esposa...y la de mi madre en su billetera, lo supe después que él murió. Cuando fui a vivir con él me sentía un poco rencorosa de que la foto de su esposa estuviera en la casa, y no la de mi madre....cuando faltó vi que tenía una foto de nosotras dos en su billetera. Y ya me fui por las ramas ¿eh?...creo que no puedo controlarme cuando me pongo a hablar.
- No, creo que no...pero me gusta como expresas las cosas. De un modo sencillo y sin recovecos. Creo que querías mucho a tu padre.
- Sí, le quise mucho. Fue un buen hombre. Gladys, mi hermana se parece más a él que yo. En lo que recuerdo yo me parezco más a mi mamá. Ella murió joven...fue una pena.
- ¿Por qué no se casó tu padre con tu madre?.
- No lo sé....son esos misterios insondables de la vida comentó Eugenia de un modo que hizo sonreír a Vanesa. Aprovechando la sonrisa Eugenia preguntó.
- ¿Ese hombre es tu novio?...el guapo que bailaba contigo.
La carcajada de Vanesa sorprendió a Eugenia. La miró y se dijo que se veía hermosa cuando reía. Vanesa dio una rápida mirada al rostro joven de Eugenia.
- De ninguna manera podría yo salir con Omar...es demasiado mujeriego. Omar es solo el contador de Boutique Principessa, y en las ocasiones sociales mi compañero de baile...el que evita que tenga que soportar a otros hombres coqueteándome, cosa que me resulta muy cargante. ¿Por qué pensaste que era mi novio?.
- Es que forman una hermosa pareja y parecen entenderse tan bien.
- Le conozco desde hace quince años...desde antes que mi esposo muriera...creo que desde antes de que él fuera contador. Por eso nos llevamos bien.
- Pues que bueno que no es tu novio...porque el otro día, cuando fueron a tomar un café a mi bar, él muy carota se me lanzó cuando se fue.
- No me extraña. Su táctica es lanzar la red a toda mujer que pase cerca...por si alguna cae. Y te aseguro que muchas caen.
- Sí...claro. Es guapo y se ve adinerado.
- No podría estar con un hombre como Omar...sobre todo después de haber estado casada con Giancarlo.
- ¿Cómo era Giancarlo?
- Un ser maravilloso. Fue un esposo ejemplar. Y un compañero como no te puedes hacer idea. Una de las mejores cosas que me pasó en la vida.
- Claro, lo imagino.
Oyendo hablar a Vanesa cada vez mas las ilusiones de Eugenia se desvanecían. Miró hacia la carretera, ya estaban entrando a la ciudad...quizás era lo mejor. Dejar de pensar en Vanesa. Sin embargo cuando se volvió para verla el corazón dio esa danza que tan bien conocía...le gustaba mucho esa mujer. La forma en que estaba peinado ahora su cabello le daba un aire de señora...de importancia. Y detrás de toda aquella importancia intuía a una mujer muy tierna.
Vanesa sentía la mirada de Eugenia...y de pronto las palabras de Giancarlo le vinieron a la mente..."un gay reconoce a otro"...algo extraño le sucedía con esta muchachita. Le causaba ternura...y la estaba descubriendo y sorprendiéndose...y sabía ella lo peligroso que era encontrar a una mujer que combinara esas dos cosas...que le causara ternura y lograra sorprenderla. Podía ponerla vulnerable.
- ¿Y donde te dejo?.
Eugenia le dio la dirección, no era muy lejos de la rotisería si se iba en un vehículo. Para llenar los minutos que aún quedaban de viaje fue Vanesa quién preguntó:
- ¿Y una muchacha tan linda como tú, esta sola o tiene algún novio?.
- No, no tengo novio....estoy sola...creo que me consideran demasiado loca para emparejarse conmigo.
- Hmm, no creo eso. Creo que tendrás algún admirador.
- Cuando menos al señor Omar respondió Eugenia con ligereza, logrando que Vanesa riera...y que dejara de preguntar. Algo que no aprendía aún a manejar eran ese tipo de preguntas...muchas veces le daban ganas de decir "no tengo novio porque soy lesbiana" a ver que cara pondría la gente...pero sabía bien que eso no podía hacerlo. Su defensa hasta ese momento había sido buscar algo que hiciera reír al preguntón de turno y cambiar de conversación...esta vez no tuvo que hacerlo porque llegaron a su calle.
- Es aquí...la casa pintada de azul y blanco...la parte izquierda es mía. Muchas gracias por traerme...hubiera tenido que esperar un buen rato en la carretera.
- Fue un placer traerte y compartir una de las conversaciones más interesantes de los últimos tiempos.

- Gracias por mentir tan bien...solo espero no haberte aburrido dijo Eugenia antes de entrar corriendo a la casa, porque comenzaba a caer una fina lluvia. Vanesa le vio entrar y sonrió levemente. Esa muchachita era sorprendente....bella, sencilla...sin misterios. Alguien con unas ganas de ser feliz...esas mismas ganas que a veces ella sentía haber perdido.

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