jueves, 31 de julio de 2008

La Maestra Rural - Final

Anabel llegó a la terminal media hora antes que la hora que Gisela le había indicado que llegaría. Se paseaba nerviosa, sintiendo que el corazón le latía alocado...moría de ganas de ver a su ¿novia?. ¿Qué venían a ser?....ah, por cierto que no sabía que nombre darle a la relación que la unía con Gisela....pero sí sabía que pocas veces había llegado a conocer tanto a una mujer con la que hubiera tenido sexo, y que moría por estar con ella, por hacerle de novia...por compartir con ella las cosas sencillas y las sábanas.
Cuando por los parlantes anunciaron que llegaba el autobús poco menos corrió hasta el número de andén que indicaban. Gisela traía tres bolsos enormes y le dijo que faltaban dos cajas, así que Anabel consiguió un muchachito que les ayudara a llevar todo hasta el auto, le dio propina, subieron al coche y salieron de la terminal. A unas pocas calles se detuvo y la miró....se miraron, perdiéndose una en la mirada de la otra....sintiendo solo el latir de los corazones de ambas.

- Finalmente estas aquí...que bueno es eso, muy bueno.

- Moría por llegar.....estos tres meses fueron los mas largos de mi vida.

- También de la mía... ¿dónde quieres que te lleve?...¿a descargar las cosas en casa de tu tía?

- No, no... mi tía piensa que llegaré a las ocho de la noche.

Anabel sonrió pícaramente...el reloj del auto indicaba que era las tres de la tarde...eso les daba varias horas para estar a solas. Sin decir palabra puso el auto en funcionamiento y fue directo a su casa...moría por estar con su rubia alemanita.

La casa de Anabel sorprendió a Gisela, que la imaginaba viviendo en un apartamento...y en lugar de eso Anabel vivía en una casita muy pequeña sí, pero con un jardín amplio, una cochera muy prolija. Finalmente conoció a Frida, la perra de Anabel, que la miró un poco desconfiada cuando entraron a la casa. Anabel cerró la puerta de calle, y Gisela la atrapó en un fuerte abrazo tanto tiempo deseado en esos tres meses de comunicación por escrito.

- ¿Quieres tomar algo? Preguntó Anabel, sintiéndose de pronto nerviosa como una primeriza... caramba, ni que fuera la primer vez que estuviera a solas con Gisela.... aunque técnicamente aquel primer encuentro entre ellas no podía tomarse como referencia, ni siquiera habían podido disfrutar de la visión del cuerpo de la otra con calma.

- Te quiero a ti respondió Gisela, besando apasionadamente el cuello de Anabel, despertando instantáneamente el deseo de la morocha. Los dedos largos de Gisela se perdían en los cortos cabellos oscuros mientras su boca mantenía atrapada a la de Anabel, en un ejercicio de sensualidad que pocas veces había ejercido....besar a Anabel la excitaba sobremanera y eso la convertía en una habilidosa en el tema.

Anabel atrapó las nalgas de Gisela con sus manos y las acaricio mientras se besaban, pegando su cuerpo al de la rubia y restregándolo, logrando que sus pezones se pararan como dos pequeños montes solo con ese roce a través de las ropas.

- Vamos murmuró Anabel cuando Gisela dejó al fin libres su labios. La tomó de la mano y fueron al dormitorio. Se miraron a los ojos y en un acuerdo sin palabras comenzaron a desnudarse lentamente, la una para la otra, en un strip tease cargado de deseo contenido y ganas de exhibirse ante la otra. Las prendas fueron a dar no sé sabe adonde, y quedaron totalmente desnudas la una frente la otra, pudiendo recorrerse con la mirada por primera vez. Estiraron los brazos para tocarse tan solo con la punta de los dedos, sin hablar...se sentía como una carga eléctrica en el aire.

Anabel apartó las sábanas de un tirón, y miró a Gisela invitadora. La rubia se tendió boca arriba en la cama, y Anabel disfrutó de la visión de ese cuerpo que se le ofrecía... los senos grandes, con los pezones rosa... el sexo que ahora Gisela traía depilado, cosa que sorprendió y excitó a Anabel... caramba, su rubia se había preparado para el encuentro... las piernas hermosamente torneadas....no pudo seguir mirando, se colocó sobre Gisela y apretó su muslo contra el sexo de su compañera. Gisela reaccionó de inmediato subiendo su pierna de tal modo que el muslo presionara el sexo de Anabel y comenzaron un baile simulado, de tal modo que el muslo de una frotaba con medida fuerza el sexo de la otra, provocando que prontamente ambas estuvieran totalmente mojadas y los fluidos vaginales empaparan ambos muslos.

Anabel metió una mano entre su muslo y el sexo de Gisela e introdujo sus dedos en la vagina de su compañera, que elevó la cabeza para ver que hacía antes de suspirar de placer. Anabel comenzó a masturbar a Gisela, que prontamente reacciono e imitó la operación, introdujo su mano entre su muslo y el sexo de Anabel e introdujo dos dedos en el sexo de su compañera. Comenzaron a masturbarse mutuamente, excitándose de tal modo que se movían como enloquecidas, provocando con ello que los muslos presionaran sobre la mano y eso provocaba que los dedos entraran profundamente, salieran un poco y volvieran a entrar. El orgasmo les llegó al mismo tiempo, conmocionándolo todo...dejaron escapar unos grititos de placer antes de parar con sus movimientos. Agotadas, quitaron las manos de sus cómodas ubicaciones para poder abrazarse y darse un largo beso. Anabel se acostó boca arriba y notó que Gisela se movía buscando una posición..sonrió al comprender las intenciones de su rubia amante...Gisela se colocó en la misma posición pero en dirección contraria, tomando lugar luego sobre el cuerpo de Anabel y acercando su sexo invitador a la cara de la morocha, en tanto hundía su propia cara en el sexo de Anabel, dispensándole caricias invitadoras con la lengua al clítoris que parecía no querer responder tan pronto.

Anabel miró el sexo que tan buenamente se le ofrecía, ahora totalmente depilado...oliendo a fruta madura, a mujer en celo...y su lengua lo probó con un largo lengüetazo, antes de concentrarse en el clítoris, al que daba rápidos toques con la punta de la lengua, mientras sentía que la lengua de Gisela parecía querer a lo mas profundo de su vagina, para luego torturar al clítoris que ahora sí estaba listo para otra batalla...Anabel agarró con fuerza las nalgas de Gisela, y hundió su boca en el sexo suave, comiéndose literalmente el clítoris, atrapándolo con su boca, intentando estirarlo mientras su nariz se metía por la raja de Gisela. Gisela, intuyendo que su propio orgasmo venía a paso de tren bala, apuró su trabajo de lengua contra el sexo de Anabel, concentrada ahora en lamer rápidamente de arriba abajo....pese a eso no pudo evitar que su orgasmo viniera primero, pero no por eso abandonó su trabajo...usando su lengua como pequeño mástil la metía y la sacaba dentro del sexo de Anabel, logrando que poco después la otra la alcanzara en el placer.

Se sentía algo cansada cuando abandonó su posición sobre Anabel para poder recostarse junto a ella, y refugiarse en sus brazos. Se quedaron calladas por un rato, simplemente descansando.

- ¿Qué hora es? Preguntó Gisela. Anabel levantó un poco la cabeza para ver la hora en el radio reloj sobre la cómoda.

- Las cinco y media.

- Hmmm...que interesante dijo Gisela, mientras comenzaba a mamar los senos de Anabel con apuro...llevaba tanto tiempo deseándolo, y los había pasado por alto.

- ¿Siempre eres tan apasionada? Preguntó Anabel divertida.

- Suelo serlo mas...ahora vengo cansada por el viaje...pero tendrás mucho tiempo para averiguarlo respondió Gisela, que ya bajaba con su boca por el vientre de Anabel rumbo al objeto de sus deseos.....

miércoles, 30 de julio de 2008

La Maestra Rural - Quinta Parte

Los siguientes tres meses fueron eternos para ambas. Nunca en su vida Anabel había escrito tantos e-mails como en ese tiempo... porque Gisela era una experta en tender puentes entre ellas, en hacerla sentir tan cercana como si pudiera tocarla. Se fueron contando toda su vida en esos meses... Anabel supo que el padre de Gisela había tenido que salir de Alemania por motivos políticos, que se había ido con la promesa de mandar a buscar pronto a su esposa e hija... pero el tiempo transcurrió y él no las reclamaba. Cuando la madre de Gisela murió fue su tía, que ya estaba viviendo en ese país desde hacía años, que fue a buscarla y la trajo. Solo entonces su padre fue por ella y se la llevó al pueblo. Todo eso había sido un cambio conmocionante para Gisela... cambio de país, reconocer a su padre (porque después de tantos años de no verlo ni recordaba el rostro de su padre). Desde eso alternaba nueve a diez meses en el pueblo y pasaba las vacaciones con su tía, en la capital. Los años de estudio había estado en la capital.... le contó de sus relaciones, en fin todo... mostró su alma en esas cartas.
Anabel por su parte aprendió el arte de comunicarse por escrito, por tanto tiempo ignorado por ella. Le contó a Gisela de sus novias... de Lena, que la había seducido cuando ambas eran unas adolescentes de apenas 17 años. Esa relación había sido la mas larga en la vida de Anabel, se había separado de Lena poco después de que ambas cumplieran 21 años.... Lena se había casado ante la presión ejercida por su familia para que concretara algo con su "eterno novio", un primo lejano que Lena mantenía a raya en lo sexual no cediendo ni un palmo, pero al que mantenía interesado para tapar la relación que la unía a Anabel. Por más que Anabel rogó, habló y trató de convencer a Lena de que no hiciera eso con el amor que se tenían, no lo logró. La pretensión de Lena era continuar la relación con Anabel aún después de casada, cosa a lo que Anabel no accedió. Era demasiado orgullosa como para compartir lo que consideraba suyo con otra persona.

Después vino Mara, la pelirroja Mara, fanática de las motos, al punto que se había apañado para conseguir un trabajo en un puesto de ventas de la marca "Honda", donde la cuidaban como el oro porque era la mejor vendedora que tenían. Por eso entonces Anabel estudiaba publicidad y se habían conocido en una fiesta del diario "Observador". Esa relación fue corta y muy intensa, terminó porque era imposible que dos mujeres tan diferentes continuaran por largo tiempo juntas... habían aprendido mucho la una de la otra, incluso Mara había cultivado su lado femenino durante los seis meses que salió con Anabel. Se separaron amigablemente, al comprender que por más apasionados que fueran los encuentros sexuales... en lo demás no había nada que las uniera. La última fue Estela.

Gisela leyó sobre todas esas mujeres que habían pasado por la vida de Anabel con una mezcla de celos y curiosidad... celos porque ellas también habían disfrutado del cuerpo de su amante, le habían conocido mejor, hasta habían tenido la oportunidad de compartir una cama con ella y no un encuentro a escondidas. Curiosidad porque las personas con las que una se relaciona dicen mucho de una misma... al parecer Anabel sentía atracción por lo opuesto a sí misma.

Después de muchos mails fue que Gisela se dio cuenta que Anabel jamás hablaba de su niñez.... le preguntó por eso, y Anabel se limitó a responder con evasivas. Finalmente le dijo que sus padres estaban viviendo en Estados Unidos, que se habían ido siendo ella una niña y jamás habían regresado, que ella fue criada por sus abuelos maternos y que esos eran los padres que ella reconocía. Gisela intuyó que no debía volver a hablar del tema familiar con Anabel.

Los tres meses pasaron.... y cuando Gisela escribió el siguiente mail "Querida Anabel: el viernes es el último día para pedir mi cambio a la capital. ¿Qué quieres que haga?", lo que recibió a la vuelta de correo fue solo una palabra con letras muy grades: "VEN". Se rió nerviosa al leer solo esa palabra, comprendiendo que por loco que fuera durante esos meses aquel escarceo apurado en el despacho de la Sra. Martínez se había convertido en amor... se habían conocido exactamente al revés de cómo debía ser, primero en el plano sexual y después en el personal... y para colmo a distancia... pero quería tomar el riesgo.

Hizo el trámite de pedido de traslado y luego habló con su tía, que tenía ciertas influencias en la capital. A mediados de Diciembre recibió la confirmación de su nuevo destino, una escuela en un barrio modesto de la capital... pero eso aseguraba su trabajo. Su tía le ofreció la casa, así que ya tenía la vivienda resuelta.

No le fue fácil conversar con su padre. El Dr. Muller era un hombre muy cerrado, tanto que nunca se sabía si estaba disgustado o contento. Gisela fue muy firme en sus palabras, le anunció que había pedido traslado a la capital, que se iría después de las fiestas, que ya tenía trabajo y que viviría con su tía. El hombre continuaba comiendo mientras su hija le comunicaba la novedad y al fin le dijo:

- Haz lo que quieras hija. No tengo derecho a pedirte que te quedes en este pueblo... pero no estoy dispuesto a abandonarlo.

- Bien papá.

- Le pediré a Enriqueta que te ayude con los preparativos del viaje. Me alegra que te quedes hasta fin de año.

El alemán no dijo mas nada. Gisela le escribió a Anabel anunciándole que llegaría el 3 de Enero a la capital, y que le gustaría mucho verla ese mismo día. Anabel arregló su agenda de modo tal de disponer de ese día libre, y prometió estar en la estación de autobuses cuando ella llegara.

martes, 29 de julio de 2008

Historia de amor - Secreto a voces

Publicado hoy en emol.

La imagen de mujer distante y fría que ha representado en una mayoría de sus películas, no es muy lejana a su vida personal. Jodie Foster debe ser una de las actrices que más ha resguardado su vida privada y en ello ha sostenido una postura infranqueable.

Rubia, de rasgos angulosos, ojos azules y de una capacidad interpretativa notable, se ha encumbrado entre las mujeres más profesionales del cine actual y ello lo grafican los premios de la Academia que ha recibido.

Sin embargo, el secreto que rodeó –hasta hace muy pocos meses- su vida puertas adentro sólo ha servido para levantar una borrascosa y gigantesca nube de rumores y trascendidos que, ciertamente ella nunca se inmutó en desmentir.

Tanto secreto y la nula presencia de hombres en su vida, finalmente, terminó por convencer a buena parte del orbe de que ella tenía una orientación sexual lésbica, cuestión que por años se sostuvo, pero nunca nadie confirmó.

Sin embargo, fue ella quien acabó con el misterio. Sorpresivamente, sin que nadie esperara un acto tan avezado de su parte, a fines de 2007 agradeció públicamente el apoyo que por años le ha dado la productora de cine Cydney Bernard, una mujer nueve años mayor que ella y que había estado más de 15 a su lado.

Las escasas fotografías que existen de Jodie Foster ciudadana la muestran acompañada de Cydney y de sus hijos –en la actualidad de 10 y 7 años-, pero la actitud seca e insondable de la actriz impidió que los medios develarán con escándalo su condición homosexual.

Los primeros atisbos se observaron en 1998, cuando la actriz evidenció un embarazo sin que se le conociera novio. Ella guardó silencio y nunca se refirió a la versión que señalaba –hasta el día de hoy- que su hijo Charles, nacido el 20 de julio de ese año, fue concebido por inseminación artificial. El productor Randy Stone y el diseñador de mobiliario Marco Pasanella, sus dos amigos del alma, son mencionados como eventuales progenitores.

La versión se replanteó en el 2001 cuando nació Kit, pero todo quedó ahí, como si su halo de hermetismo fuera un límite imaginario que nadie estuvo dispuesto a traspasar.

Quizás, en su desconocido pasado está la explicación a esta personalidad tan hermética. De lo poco que se conoce de su vida, su hermano Buddy ha sido quien más claves ha entregado. En una biografía que publicó en 1997 develó que ella nació 3 años después de que sus padres se divorciaran.

Es más, en ese texto, Buddy expresa su creencia personal de que su hermana es homosexual aunque haya tenido parejas masculinas, incluso da nombres. Y como si no bastara asegura que en el rodaje de “Le sang des autres” (1982), en París, mantuvo un idilio con una diseñadora americana.

Con ese secreto familiar en las espaldas, Jodie Foster se mantuvo inconmovible hasta diciembre de 2007, cuando en medio de una ceremonia pública en el hotel Beverly Hills se confesó. Al recibir uno de los galardones que se entregaron a las 100 mujeres más poderosas del entretenimiento en Estados Unidos, reveló: "Me gustaría dar las gracias a mi bella Cydney, quien ha estado conmigo en lo bueno y en lo malo".

“Siempre me he sentido en cierta manera como una impostora. No sé lo que estoy haciendo. Supongo que ese es mi pequeño secreto, el secreto de mi éxito”, agregó a modo de explicación de porque calló sobre su homosexualidad.

La sorpresa fue mayúscula y el comentario obligado que dejó en el olvido la mentada premiación. Finalmente, Foster había hecho pública su relación con Bernard.

Ambas se habían conocido durante el rodaje de la película “Sommersby” junto a Richard Gere y, al parecer, no se separaron más. Esto, pese a los insistentes rumores que hablaban de un romance entre la Foster y la actriz Kelly McGillis (Top gun) y luego, la productora Renne Missel.

Pero la vida señala que ninguna noticia viene sola. En un acto que muchos no pueden explicarse aún, Jodie Foster dio otro paso más y en mayo de 2008 se mostró en compañía de otra mujer, lo que dio inicio a nuevos rumores, esta vez, el fin de su relación con Bernard.

Su nueva pareja sería la guionista y productora de televisión Cynthia Mort, doce años menor que ella y a quien conoció en los set de su última película, “The brave one”.

El descubrimiento hizo que, por primera vez los cercanos a la actriz estuvieran dispuestos a hablar. Uno de ellos señaló a ‘The Enquirer’ que “aunque ella y Bernard permanecen viviendo bajo el mismo techo en este momento, la relación está destrozada. Van a seguir viéndose para criar a los chicos juntos, y tratar de mantener una unidad familiar a pesar de su ruptura. Pero el amor se ha ido”.

A lo mejor en esta nueva relación, Jodie Foster se expone con más libertad. El enigma en torno a su persona ya está develado.

La Maestra Rural - Cuarta Parte

Dio tantas órdenes y vociferó tanto que los empleados de la agencia no sintieron la falta de ella, sino que mas bien suspiraron aliviados. Anabel se perdió por los pasillos de la escuela hasta llegar al despacho de la Sra. Martínez. Dios tres golpecitos en la puerta y Gisela abrió, la tomó de la mano y la metió dentro. Mientras Gisela cerraba la puerta tras de ellas, Anabel la atrapó por la cintura, arrimando su sexo al trasero de la rubia. Gisela rió quedo, se volvió y se abrazaron....acercaron sus bocas y se dieron el primer beso, un beso cargado de sensualidad, del sabor de lo prohibido al saber que estaban en un lugar teóricamente peligroso. La lengua de Gisela se enredó en la de Anabel, mientras esta la apretaba contra su cuerpo...cuando separaron las bocas Anabel ya estaba excitada y por el brillo en los ojos de Gisela supo que la otra sentía lo mismo.
- Vaya...besas bien...
- ¿De verdad?...entonces no hay inconveniente en que repita respondió Anabel, poniéndose en punta de pies para poder besar a Gisela, que la ayudó a llegar de buena gana....este segundo beso fue aún mas cargado de sensualidad. La mano derecha de Gisela pasó detrás de la nuca de Anabel, para profundizar el contacto de los labios, mientras las lenguas se enzarzaban, enredaban y recorrían la boca de la otra en una caricia excitante. Anabel pensó que nunca antes la había besado tan bien.
Cuando se separaron comenzó a desabrochar la camisa de Gisela...los pechos muy blancos y con unos pezones rosados difuminados a los bordes surgieron justo frente a los ojos de Anabel...que no pudo con su genio y atrapó uno con su boca, succionando lentamente, como si se tratara de una deliciosa fruta. Por el suspiro de Gisela supo que esa caricia le estaba gustando mucho...así que fue al otro seno y repitió la operación. Gisela le acariciaba la nuca mientras ella prestaba atención a los senos blanquísimos, como si supiera que uno de los puntos débiles de Anabel eran precisamente esas caricias en la nuca....siguió lamiendo los mas que erectos ahora pezones, mientras Gisela le besaba la cabeza con besitos cortitos...y su mano se deslizaba en la abertura de la blusa de Anabel para sobar un seno sobre el soutien, y luego pellizcarlo suavemente logrando una rápida respuesta del pezón.
Las manos de Anabel se perdieron debajo de la falda de Gisela, acariciando las nalgas mientras seguía succionando alternadamente los pechos de su compañera, hasta que una de las manos rozó el sexo húmedo y caliente de la rubia...tan húmedo y caliente como el suyo propio. Detuvo un poco el trabajo en los senos para poder quitar la falda, y luego los calzones de Gisela...el vello rubio rojizo surgió a la vista de Anabel...besó el monte de Venus de Gisela, aspirando el perfume a mujer excitada que provenía de las entrañas de la muchacha.
- Vamos al sofá...
- Sí murmuró Gisela, excitadísima. Le estaba dejando todo el papel activo a Anabel, pero a decir verdad a esa altura no iba a ponerse a protestar. Fueron hasta el antiquísimo sofá de cuero negro...Anabel hizo que Gisela se sentara en sofá, hacia el borde, y suavemente le indicó que abriera las piernas. Anabel comenzó a besar desde las rodillas de Gisela hacia arriba, mitad beso y mitad lametazo, degustando el sabor de la piel blanquísima de ese monumento rubio. La lengua jugueteo en la zona cercana al sexo de Gisela, que ya estaba mojadísimo producto de la gran excitación que la muchacha sentía....sintió como Anabel ponía una mano sobre cada muslo y la idea de lo que estaba por suceder casi le provoca un orgasmo. Con los dedos de ambas manos Anabel separó los abultados labios vaginales de Gisela, quedando el sexo de la muchacha a la vista...el capuchón que cubría el clítoris no era suficiente para ocultar ese pequeño mástil erecto que reclamaba caricias de forma urgente. La lengua de Anabel dio una larga y lenta lamida a todo lo largo del sexo de Gisela, lo cual provocó un gemido en la muchacha....antes de que esa misma lengua jugueteara en toda la zona con movimientos rápidos, para después acomodarse como un pequeño falo e intentar penetrar la vagina de Gisela, que cedió de buena gana a las caricias....la lengua de Anabel recorrió el interior de la vagina, para luego atrapar de pronto con la boca el clítoris y darle una larga succión, que hizo que el orgasmo de Gisela explotara y una abundante cantidad de jugos mojaran la cara de Anabel.
Anabel subió hasta el rostro de Gisela cubriendo de besos el vientre y los senos en su camino, para luego besar profundamente la boca de la muchacha, que aún respiraba agitada...los ojos celestes brillaban de satisfacción. Ahora fue Gisela quién hizo que Anabel se sentara, para proceder a sacarle las botas negras, y luego el pantalón. Los calzones rosados de Anabel mostraban a claras la excitación que la mujer sentía de tan mojados que se veían, por lo que Gisela decidió prescindir de ellos para descubrir el sexo de Anabel...un sexo depilado en la zona cercana a la vagina, y con una mata de pelo negro también cuidadosamente cortado en el monte de Venus. La mano de Gisela jugueteo con el ralo cabello, acariciando luego la suave piel de los muslos, mientras besaba el vientre de Anabel. Desabrochó la camisa, quitándola y liberando luego los pequeños senos de la publicista, que estaban mostrando a las claras la excitación....Gisela miró a Anabel con tanto deseo que la otra sintió que se le calentaba la sangre. Cuando Gisela besó amorosamente el sexo depilado Anabel elevó las caderas para indicarle lo que deseaba....y Gisela no se hizo repetir la sugerencia. Atrapó con su boca el clítoris hinchado y sobresaliente, y lo mimó con su lengua húmeda y caliente, de abajo hacia arriba, deteniéndose un minuto para chuparlo y luego volver a lamerlo de abajo hacia arriba, siguiendo el ritmo cada vez mas acelerado que Anabel le marcaba con sus caderas, se movía tanto que a Gisela se le estaba volviendo difícil seguirle el ritmo...al fin el orgasmo de Anabel se desató con una serie de contracciones tan fuertes que le hicieron soltar unos gemidos.
Después de eso Gisela no tuvo reparos en introducir dos dedos en la vagina repleta de líquidos de Anabel, entrando y saliendo con rapidez, de modo que las entrañas de la mujer prontamente se vieron conmocionadas por otro orgasmo, que la agotó totalmente...Gisela retiró sus dedos, se sentó junto a ella y la abrazó tiernamente.
- Caramba...sí que sabes lo que haces...
- Lo suficiente murmuró Gisela en su oído, besándola luego a lo largo del cuello. Tenía ganas de quedarse allí para siempre, pero eran casi la una y tenía que regresar a casa a esa hora para el almuerzo o su padre sospecharía. Por eso comenzó a abotonarse su camisa, aunque su deseo era quedarse abrazada y sentir el cuerpo de Anabel.
- Tenemos que irnos...¿eh?.
- Pues sí respondió Gisela, sintiendo que la tristeza la invadía. Anabel se iría esa tarde...probablemente no volverían a verse. No se arrepentía de lo que acababan de hacer...pero le daba pena perderla tan pronto, sobre todo porque intuía que podían tener una relación excelente si se dieran el tiempo.
Anabel se vestía también en silencio. Pocas veces una mujer le había amado de manera tan sabia...haciendo justamente todo lo que le hacia gozar sin preguntar antes. No quería perder a Gisela...y sin embargo...¿cómo podrían no perderse?. Ella tenía que volver a la ciudad ese mismo día...probablemente ni podrían despedirse. Fue hacia la rubia y la abrazó fuertemente...Gisela bajó la cabeza y atrapó su boca, ansiosa, se besaron como desesperadas.
- No quiero irme...
- Tampoco yo.
- ¿Y qué hacemos ahora?.
- Tenemos dos posibilidades respondió Gisela, que en ese mismo momento había tomado una decisión.
- ¿Cuáles? preguntó Anabel...que no veía solución a esa historia.
- Estamos en Setiembre...en Diciembre terminan las clases. Tú regresa a la ciudad... es cierto....pero.....¿te intereso lo suficiente como para intentar una historia conmigo?.
- Claro que sí, me encantas Gisela...mentiría si digo ahora que te amo...pero me gustas demasiado, me atraes, tenemos química...creo que puede haber un gran amor entre nosotras.
- Entonces...inténtalo conmigo...nos comunicaremos en este tiempo como podamos...y si para Noviembre ambas sentimos que es posible nuestra historias, yo pido el pase para la capital...y me voy a vivir allá, para estar cerca de ti.
Anabel se quedó un rato en silencio, tan largo que Gisela pensó que la había asustado con la propuesta. Bajó la cabeza, súbitamente avergonzada....pensando que quizás lo mejor era tomar eso como un desahogo sexual, olvidar la atracción entre ellas, y simplemente...seguir la vida de pueblo...cuando la voz de Anabel la interrumpió.
- Acepto...quiero intentarlo contigo...caramba, claro que quiero intentarlo contigo.
Terminaron de vestirse e intercambiaron número de teléfono, dirección postal y dirección de e-mail, así como los números de ICQ de cada una...cada cosa que pudiera mantenerlas en contacto. El pueblo estaba demasiado lejos de la capital, y del modo en que Anabel se dedicada a su trabajo probablemente no podría viajar....pero tratarían de mantener viva la atracción en ese tiempo. Se despidieron allí mismo, con un beso apasionado y esa promesa....intentarlo

Duda

Llegó hace poco una ingeniera a la empresa a hacer la práctica y no sé como que me tinca medio rara la mina, por que en varias oportunidades como que me mira mucho y siempre trata de sentarse frente a mi o al lado, y yo ni lesa me quedo al lado de ella, una por que es muy vieja, si debe bordear los 40 años y la otra simplemente por que no le encuentro ni una gracia (por no decir que es fea), cruel yo, aunque tampoco soy la tremenda mina, pero definitivamente no estoy tan urgida como para estar con la primera que se me cruce.


domingo, 27 de julio de 2008

La Maestra Rural - Tercera Parte

Al día siguiente pudo por fin conseguir la autorización para filmar en la escuela, pero tenía que ser en fin de semana, cuando los niños no concurrieran a clase. Eso significaba pagar más horas a la gente que debería trasladar, pero de todos modos la locación valía el gasto. Sacó su pasaje para esa misma tarde, estaba deseosa de volver a la ciudad. Metió la ropa en su bolso, pagó el hotel y fue al terminal de buses a esperar. Eran casi las cinco y media de la tarde, así que no se sorprendió al ver el ciclomotor de Gisela parando frente a ella, que estaba en una banca afuera de la agencia.
- ¿Ya te vas? - preguntó Gisela, después de quitarse el casco y hacer volar su rubia melena en un gesto que luego Anabel reconocería como típico de la muchacha.

- Sí, tengo el permiso... y no puedo quedarme mas, debo tener miles de cosas que hacer en mi escritorio. Regreso el próximo fin de semana a filmar, si me aprueban el presupuesto en la agencia para este mes.

- Felicitaciones... eres my eficiente.

- Digamos que siempre logro lo que me propongo.

- ¿Todo lo que te propones?

Ahí estaba de nuevo…. el coqueteo discreto, casi juguetón de Gisela. Anabel se quitó los anteojos para responder.

- Si Gisela, todo lo que me propongo.

- Una mujer de carácter ¿verdad?

- Algo, sí.

La conversación se estaba poniendo mas que interesante... justo como a Anabel le gustaba para comenzar a desplegar un poco de seducción, dar un pasito mas... pero el destino se pone caprichoso a veces y vio que su bus estaba llegando. Suspiró, Gisela siguió la mirada de la publicista y también suspiró.

- Ese es tu coche.

- Sí.

- Bueno... nos vemos el fin de semana...

Era más que una afirmación una pregunta. Anabel asintió.

- Claro que nos vemos. Me alojaré con mi equipo en el único hotel de este lugar así que no te será difícil ubicarme. Adiós y cuídate.

- También tú.

Anabel subió al autobús sin ganas... sentía que perder el rumbo que había tomado esa conversación era una verdadera pena. Llevaba mucho tiempo sin ejercer el arte de coquetear. Se reclinó en el asiento, mientras veía a Gisela alejarse en su ciclomotor.

- "Pero volveré a verte el fin de semana chica rubia... y buscaré el modo de continuar esta conversación."

Llevar todo el equipo y a los actores que harían el comercial fue la locura habitual. Llegar al hotel, registrarse, mandar al decorador a la escuela, ir y venir... era mucho mas de mediodía cuando Anabel pudo detenerse un minuto y ver a Gisela mirándola desde lejos. Le sonrió y la saludó con la mano, la rubia le respondió el saludo, pero ya no pudo hacer mucho más porque el trabajo la reclamaba.
Terminaron de filmar casi a las nueve de la noche. Totalmente agotada llegó al hotel, se baño, se puso un sweater tipo deportivo, jeans y zapatillas y cruzó la plaza hasta la fonda.... pensando en lo tonta que había sido al no pedirle a Gisela su número de teléfono.

Verla en la fonda le alegró mucho. Gisela se acercó a ella, sonriendo ampliamente. Estaba dispuesta a jugar alguna carta para seducir a Anabel... al fin que si nada ocurría, o si estaba equivocada con esa mujer, no pasaría a mayores el asunto... la publicista se iría del pueblo al día siguiente y probablemente no volvería a verla.

- Hola, pensé que trabajarías toda la noche.

- No, al fin terminamos... fue un día duro. ¿Estás trabajando?

- A decir verdad.... no, esperaba poder conversar contigo. Hasta he preparado una mesa.... es aquella, junto a la maceta.

Caramba, una chica decidida pensó Anabel. Tal como a ella le gustaría ser, pero jamás se atrevía. Sonrió, y el cansancio disminuyó como por arte de magia... sí, tenían que conversar... no podía equivocarse al suponer que Gisela coqueteaba con ella.... y sabía bien que inconscientemente había coqueteado con Gisela todo ese tiempo, sin poderlo evitar. Gisela traía una falda floreada en blanco sobre fondo azul y un sweater blanco. Fueron hasta la mesa, ubicada en un lugar bastante apartado de las demás mesas... casi le hacía recordar a los reservados de los restaurantes. La mesa tenía un mantel muy largo, hasta el piso y otro coqueto mantelito azul arriba. Se sentaron una frente a la otra y Anabel preguntó:

- ¿Y qué recomiendas?

- Oh, me tomé la libertad de ordenar por ti.

- ¿Y si no me gusta lo que ordenaste?

- No creo que eso pase.

- ¿Crees saberlo todo?

- No…. pero conozco la comida de mi pueblo.

Una respuesta sencilla, a Anabel le gustaban las respuestas sencillas y acertadas. Se miraron a los ojos. Anabel era consciente que tenía que jugar sus cartas ahora... si quería que algo sucediera con esa rubia, porque probablemente no regresaría más a ese pueblo. Y si algo había aprendido era a hacer lo que sentía, porque luego no había otra oportunidad. Le gustaba mucho esa muchacha, muchísimo. Vino un muchachito pecoso con la comida... tallarines con salsa de queso, pan, vino rosado... la boca de Anabel se hizo agua.

- Caramba, caramba.... esta es la cena ideal para después de un día como el que tuve hoy.

- Debo suponer entonces que te gustó mi elección.

- Claro que sí... esto se ve riquísimo.

Comenzaron a cenar y a conversar animadamente. Gisela le contó de sus años en la capital estudiando (salteo el episodio con Susana), de su interinato y luego su pedido de pase al pueblo. Anabel volvió a preguntar:

- ¿Y cómo se te ocurrió venir a este pueblo?.... no te veo en este lugar... te ves muy diferente, muy fuera de lugar aquí.

- Vine buscando escapar de una desilusión amorosa. En aquel momento pareció la mejor idea del mundo. Ahora siento que me muero aquí. Y para redondear tengo que soportar los requiebros de estos muchachitos tan.... de pueblo... uf, es demasiado.... y lo mas gracioso es que piensan que son los grandes seductores y no saben ni decirte un piropo.

Ambas rieron con ganas.

- ¿Qué tipo de hombres te gustan?

- Bueno.... estos seguro que no respondió Gisela evasiva. Anabel decidió que era hora de hacer algo mas atrevido, sino nada sucedería. Volvió a mirar el larguísimo mantel y puso en marcha su plan de seducción.

Se descalzó un pie, alargó la pierna y rozó ligeramente la rodilla de Gisela... quién pareció no darse cuenta, o directamente se hacía la tonta. Anabel acarició la pierna de la rubia muchacha con su pie, y entonces los ojos celestes de Gisela se clavaron en los suyos, después de dar una rápida inspección ocular de la fonda para chequear que nadie veía lo que sucedía debajo de esa mesa. Anabel estiró mas la pierna y su pie se perdió entre las piernas de Gisela, que suspiró excitada... Anabel tanteaba con el pie el calor de los muslos desnudos, la piel suave y se acercaba a su objetivo... hasta hincar la planta del pie en el sexo de Gisela, sintiendo la tela de los calzones, y lo que mas podía sentir era el calor que emanaba del sexo de Gisela.

- ¿Qué haces? Preguntó Gisela en tono bajo, asustada, divertida y excitada al mismo tiempo por lo loco de la situación... Anabel tocándola por debajo de la mesa en la fonda de la novia de su padre, aquello era algo totalmente fuera de los planes.

Anabel sonrió ladina, sin responder. Con el dedo gordo del pie consiguió abrirse paso entre los calzones y el sexo de Gisela... pudo sentir el pelo, y sobre todo la humedad que ya destilaba del mismo... comenzó a restregar su dedo gordo a lo largo del sexo de Gisela, masturbándola... mientras Gisela luchaba entre entregarse al placer y disimular al mismo tiempo.... agitada en un mar de contradicciones. Finalmente se corrió, Anabel lo supo por la forma en que se mordió los labios para evitar gemir. Gisela tardó unos minutos en recuperar la calma, tomó un poco de agua mineral y preguntó en tono bajo:

- Caramba... ¿no crees que deberías haber preguntado antes?

- ¿Debería haberlo hecho? ¿Te ha disgustado?

- No, claro que no... Pero estas loca ¿lo sabías?

- Tú me has puesto loca desde que te vi en la escuela por primera vez.... eres demasiado hermosa.

- ¿Y si no hubiera sido....ya sabes?

- No me hubieras dejado llegar tan lejos solo por curiosidad.... me gustan los riesgos... antes no, pero de un tiempo a esta parte aprendí que si no arriesgo no gano.

- Eres una atrevida dijo Gisela, en tono reprobatorio pero con una sonrisa que decía lo contrario. Anabel asintió... si le dijera a Gisela que era la primera vez que hacía algo tan osado, de seguro la rubia no iba a creerle.... claro que ese escarceo por abajo del mantel le había dejado ganas de mas... el problema era ¿dónde?... no podían ir al hotel, no en ese pueblo.

- Quiero verte pero a solas... ¿cómo podríamos?. Mañana tengo que ir a retirar algo de equipo de la escuela…. ¿hay algún lugar, ya sabes?.

Gisela pensó... el único lugar era en el despacho de la Sra. Martínez... claro que después recordó que por las mañanas su padre no estaba en casa... pero eso era aún mas arriesgado, no tenía ninguna explicación para llevar a Anabel a su casa.

- Cómo no sea en el despacho de la Sra. Martínez no hay otro lugar en este pueblo... donde podamos estar sin que alguien nos vea... ¿a qué hora irás?.

- Cómo las 10 de la mañana... doy las órdenes para que retiren el equipo y me "pierdo" dentro de la escuela... ¿crees que puedas ir?.

- Estoy segura de que voy a ir... creo que eso lo sabes ¿verdad?.

Sí, Anabel lo intuía... tenían que estar juntas, aunque fuera sólo una vez... esa atracción entre ellas era demasiado fuerte como para ignorarla.

sábado, 26 de julio de 2008

La Maestra Rural - Segunda Parte

Gisela se fue directo a casa después de dejar a Anabel en el hotel. Tenía que corregir los deberes de los niños..eso le llevaba cuando menos tres horas. Después de eso conectaría un ratito a Internet... prepararía algo de material para darle a los niños y después chequearía su correo...mas por costumbre que por esperar que realmente Susana le escribiera....en los dos años que llevaba en el pueblo Susana apenas había tratado de mantener el contacto. Gisela se entristecía cada vez menos con esa actitud...los primeros tiempos había sentido que se moría por la frialdad con que Susana terminó la relación que mantenían...después se fue acostumbrando a no tenerla y ahora bueno...si sabía de ella se ponía contenta, pero ya no era una necesidad en su vida. Podía comprender que de por sí los romances entre mujeres son difíciles...y mas uno entre una chica de 22 años y una mujer de 34 años...y mucho mas si la mayor es la profesora de la menor. Durante un año había vivido su romance...Susana le había enseñado todos los secretos que pudieran saberse, era una amante incansable y muy imaginativa...enloquecida con la belleza de Gisela al punto de arriesgar su puesto en la Escuela de Magisterio por estar con la jovencita...pero cuando alguno de sus compañeros deslizó una leve insinuación sobre lo extraño de esa relación tan cercana con su alumna...bastó para que pusiera distancia de un modo tan abrupto que Gisela no pudo comprender en principio. No intentó acercarse a su profesora por orgullo. Además...estaban a mitad del año, no quería problemas en la Escuela. Termino ese año y se quedó otro año en la capital para practicar en una suplencia...mientras pedía un puesto en la escuela del pueblo donde había crecido. En ese ínterin mantuvo un corto romance con una de sus ex compañeras de Magisterio, que hacía práctica en la misma escuela que ella. Fue algo mas físico que romántico...se complementaban perfecto en la cama, eran un desastre fuera de las sabanas, jamás lograron ponerse de acuerdo en nada...así que cuando el nombramiento de Gisela para el interior salió de cierto modo fue como una liberación para ambas...ya que ninguna se atrevía a dar el corte a esa relación que evidentemente no funcionaba.
Los dos últimos años habían transcurrido en absoluta soledad para Gisela...en el más profundo sentido de la palabra soledad. En la capital las cosas eran diferentes para una chica con su opción sexual...tenía algunas amigas con quiénes conversar de todo, incluso de eso sin que la miraran con espanto...aquí en el pueblo si alguien sospechara sería como enfrentarse a la Santa Inquisición. Ni su padre, ni nadie en el pueblo aceptarían que la niña mimada de todos, la hija del doctor....fuera lesbiana. En ese pueblo aún se pensaba que por mas que Gisela fuera una maestra titulada...lo máximo que podía pasarle era encontrar un hombre que quisiera casarse con ella y tener unos cuantos niños. En los dos años que llevaba allí no había descubierto a otra con su mismo sentir...ni siquiera sospechaba de alguna....si existía (porque de seguro no era la única) estaba tan escondida que jamás podría descubrirla. Ese pueblo podía ser un paraíso por la tranquilidad y por la sencillez...pero Gisela comenzaba a sentir que siempre viviría un cuarto de su vida si se quedaba allí. Necesitaba algo más...sentirse atractiva, pero no atractiva para un hombre (que le sobraban los piropos y las insinuaciones de los solteros del pueblo cuando pasaba, al dicho de ellos "estaba buenaza")....sino sentirse atractiva para una mujer...sentir la mirada de deseo de otra chica posada en su cuerpo...por eso al ver la mirada de Anabel esa tarde en la escuela se había puesto algo nerviosa. Si su sentido de conquista no estaba atrofiado después de dos años en ese pueblo tan puritano...la mirada de la citadina era del tipo "cómo me gustas niña".

Y no estaba mal la publicista...la recordó con lujo de detalles. Recordó que Anabel usaba el cabello corto, pero muy cuidado, con alguna canita salpicada aquí y allá que le daban un cierto aire de señora si la veías de lejos y sin poner atención....ya de cerca la cara era juvenil, y los ojos le bailaban pícaros si sonreía. Usaba anteojos, con un armazón cuadrado pequeño que no empañaban la mirada profunda de los ojos castaños, sombreados por unas pestañas larguísimas que parecían aletear cuando cerraba los ojos...porque parpadeaba mucho, gesto típico de las personas que usan anteojos. La cara era redonda lo que hacía que se viera muy joven...la nariz pequeña, los labios no muy gruesos pero sí tan bien formados que parecían dibujados por un artista, de un tono rosa marrón porque no llevaba ni una gota de maquillaje. Las orejas eran pequeñas y bonitas. Los senos pequeños se notaban duros y bien formados bajo la blusa gris, y de las piernas no se podía ver mucho porque las ocultaban el pantalón negro de impecable corte que llevaba...no, definitivamente...no lucía nada mal la publicista. No era hermosa...pero tenía un "no se qué" que atrajo a Gisela nada mas verla.

Una pena no poder conocerla un poco más. Seguramente Anabel se iría espantada del pueblo una vez que lograra filmar su comercial...aquel ambiente podía desesperar a quién viviera en la ciudad, y mas a alguien con una actividad alocada como la publicidad. Si hasta a ella le estaba poniendo verde ese lugar.

Anabel perdió la mañana en la intendencia, y al fin le dijeron que regresara al día siguiente. Si la burocracia en a ciudad era enorme....no podía ser menor en un pueblo. Regresó pasado el mediodía al hotel, llamó a la agencia para reportarse con su jefe, se tiró un rato en la cama y quedó profundamente dormida.
Al despertar seguía muy cansada, de mal humor por haber perdido tanto tiempo durmiendo y hambrienta. Perdió una media hora en el baño tratando de no parecer una sombre y bajó a la recepción del hotel . Le preguntó al chico del hotel por un restaurante y el muchacho le indicó una coqueta fonda que se veía desde el hotel. Cruzó la calle...caramba, sentía el cansancio...llevaba mas de dos años sin vacaciones reales, solo algunos días libres de aquí y de allá...era un trabajo muy bien pago sí....pero le estaba pesando el casi no disponer de tiempo para vida privada.
Esa falta de tiempo había sido uno de los motivos de ruptura con Estela...u otro más, porque si lo pensaba fríamente esa relación con Estela nunca había sido buena. Las dos había puesto todo de sí...pero las incompatibilidades se notaban en todos los campos, desde las diferencias en el sentido de la palabra "fidelidad" que Anabel tomaba en sentido literal, mientras que Estela se consideraba fiel aunque sufriera innumerables "deslices" con cuanta mujer le diera oportunidad de tener sexo, e incluso en el sexual ya que Anabel jamás había terminado de sentirse cómoda con Estela, y en pocas oportunidades quedaba totalmente satisfecha. Así que después de intentarlo durante 15 meses, de discutir, reclamar, pelearse y reconciliarse, de común acuerdo se habían separado. No fue fácil para Anabel aceptar que por cuarta vez en su vida estaba sufriendo una ruptura de pareja.
Ahora llevaba mas de un año sola. El trabajo en la agencia había aumentado, y de a poco había dejado de ir al bar donde solía ir para no encontrarse con Estela...le dolía ver que su ex parecía un Don Juan con faldas, siempre en compañía de una mujer diferente. .no eran celos, sino tristeza por ver que no conocía casi nada a Estela.
- Hola...¿qué vas a comer?.
Levantó la vista del menú y vio a Gisela. Sonrió casi automáticamente...caramba, ver a esa rubia podía alegrarle el día a cualquiera.
- ¿También trabajas aquí?.
- No...solo estoy echando una mano...esta fonda es de la novia de mi papá.
- Ajá...¿y qué me recomiendas?.
- Los tallarines con pollo..y pan casero, Elsa amasa como los dioses...y vino clarete...es una cena como para reanimar a un muerto.
- ¿Quiere decirme que luzco demasiado cansada de modo sutil?. - preguntó Anabel en tono pícaro ante la forma de Gisela de recomendar el menú. Gisela se ruborizó (caramba, otro punto a su favor anotó Anabel mentalmente...hacía muchísimo que no veía a una mujer ponerse roja de vergüenza).
- No, no quise decir eso.
- Me siento medio muerta hoy..así que tráeme esa cena para levantar muertos, que creo que la apreciaré mucho.
Gisela trajo bastante rápido la comida...y Anabel tuvo que admitir que aquella comida de campo, con un sabor tan diferente al de la ciudad le encantó. El pan era muy suave, con un sabor de los que ya no encuentras. Comió tan rápido que se quedó abotargada...echó un poco la silla hacia atrás, somnolienta. Gisela se le acercó, divertida al verla así.
- ¿Quieres un postre?.
- Ay no, por favor...he comido como un tiburón...no tengo mas espacio...
- Es increíble que te mantengas delgada comiendo de ese modo...
- La culpa es de la comida de tu pueblo...es deliciosa. Además que en la ciudad no tengo tiempo para sentarme a disfrutar de una cena tan copiosa...y el almuerzo se reduce a unos sándwichs...así que no tengo problemas para cuidar mi peso.
- ¿No es una vida demasiado agitada?.
- Pues...probablemente lo sea...pero desde que tengo uso de razón he trabajado y vivido así...sería difícil acostumbrarme a otro ritmo. Creo que si viviera en este pueblo me volvería loca.
- Yo estuve en los dos lados...en el campo y en la ciudad.
- ¿Y qué prefieres?....bueno, es obvio...regresaste al pueblo.
- Regresé por tonta creo.
- ¿Cómo dices?.
- Bueno, regresé para superar una desilusión amorosa, no por amor al pueblo. Digamos que ahora que las heridas han sanado no sé si fue tan buena idea el pedir un puesto aquí.
- ¿Estas pensando en volver a la ciudad?.
- Quizás. Hablaré con mi tía, veré como están las posibilidades en la capital antes de pedir un traslado.
- Sabes, desde que te vi por primera vez me dije que era extraño que una muchacha como tú viviera en un lugar como éste...destacas demasiado.
- Soy el bicho raro del pueblo lo sé...la única rubia en no sé cuantos kilómetros la redonda, la única que ha ido a estudiar, que regresó con un título...aquí solo se considera el mandar a estudiar a los varones.
- Ojalá puedas encontrar ese puesto en la ciudad, creo que allá esta tu lugar. Bueno, regreso al hotel...creo que ya me estoy durmiendo. Nos vemos mañana quizás.
- No iré a otro lugar, te lo aseguro. - respondió Gisela...dándose cuenta que esta coqueteando discretamente con Anabel. Bueno, no había dicho nada grave....si Anabel no era lesbiana ni siquiera se daría cuenta de la frase.

Pero Anabel sí se dio cuenta de la frase. Conocía un poco de reglas de coqueteo entre mujeres, y extrañamente no se sorprendió por la frase de Gisela...desde que se vieran el día anterior sabía que algo había sucedido. Cuando menos existía atracción.

viernes, 25 de julio de 2008

La Maestra Rural - Primera Parte

El bus se detuvo en la estación de pueblo y Anabel se despertó, dando un largo bostezo... maldiciendo a media lengua de nuevo a su jefe, vaya ocurrencias tenía ese hombre... buscar una escuela rural lo más antigua posible para hacer el famoso comercial de productos lácteos... en fin. Luego de mucho averiguar le habían dicho que en ese pueblucho perdido de la mano de Dios había una escuela de por lo menos 100 años de antigüedad y que el ambiente era muy como de tiempo antiguo, y allá se había ido Anabel a ver el edificio… al fin que la fábrica de lácteos era su cuenta, y quería ser ella quién diera la última palabra. Tomó sus bolsos, solo esperaba que al menos ese pueblucho tuviera un hotel... sería el colmo tener que regresar el mismo día, eran demasiadas horas de viaje.
La calle principal no difería de la de muchos pueblos del interior del país... una gran plaza al centro, la estación de autobuses, un par de bares, algunas tiendas... pudo ver el hotel, un edificio de dos tres pisos con un cartel que anunciaba «Hotel Renacer»...vaya nombre para un hotel. Entró cargando con sus bolsos y un chico muy joven se acercó a ayudarla... cuando menos tenían una atención aceptable.

La dueña del hotel era una mujer que rondaba los 50 y pico de años, con el cabello entrecano, y ese aspecto saludable de la gente que ha vivido toda su vida cerca del campo.

- ¿Señora?

Anabel se molestó un poco... no le gustaba que le dijeran señora, le hacía sentir viejísima... caramba, si sólo tenía 32 años.... además no se veía como señora. Arrugó el entrecejo antes de decir en tono neutro, disimulando su enojo:

- Deseo una habitación por tres días.

- Claro... son U$S 15 al día... llene este registro.

Anabel llenó el registro y pagó al contado. El mismo chico le llevó hasta su habitación del segundo piso, donde tenía una buena vista de la plaza así que supuso que era de las mejores que tenía el hotel. Se dio una ducha muy rápida y bajó a la recepción. Le preguntó a la mujer por la escuela y le indicó que estaba en las afueras del pueblo, que le vendría bien tomarse un taxi, que los taxis estaban cruzando la plaza. Anabel siguió las indicaciones de la señora y encontró la parada de taxis... con unos coches bastante antiguos que le hicieron sonreír, pero al mismo tiempo pensar que sería bueno usarlos para el comercial.

- ¿Adónde la llevo señorita? - preguntó el taxista que le tocó, un hombre de edad indefinible y rostro simpático. Otra cosa no tendría el tipo, pero era amable.

- Quiero ver una escuela que dicen que es muy antigua y esta en este pueblo.

- Ah, claro.... mi hijo va allí... que suerte que quiera ir, están casi saliendo de clases y le gustará al chico verme.

- ¿Cree que pueda hablar con alguien allí para verla por dentro?

- Por supuesto... mi cuñada es la directora... así que no hay problema... ¿para qué quiere verla?.

- Soy de la Agencia Punto de publicidad... estoy buscando un lugar para un comercial de productos lácteos, de la empresa «Perinel». Queremos una locación muy antigua para comenzar el comercial, y nos dijeron de este lugar.

- Creo que es la escuela mas antigua del país... al menos eso dice nuestro intendente... entre los vecinos del pueblo hacemos colecta todos los años para pintarla... tratando de conservarla en buen estado, es uno de nuestros orgullos ¿sabe señorita?... en los pueblos tenemos tiempo para cuidar de nuestro pasado.

- Claro, eso es bueno. En la ciudad no es así… se van destruyendo los viejos edificios.

- Sí, lo he visto cuando fui por allá... es una pena.

El hombre calló y Anabel miró hacia afuera... viendo la escuela. El edificio era realmente antiguo, estaba pintado de un blanco casi impecable, con las rejas españolas gruesas como barrotes también perfectamente pintadas... tenía flores plantadas en cuidados canteros, el pasto recién cortado... pocas veces había visto un edificio tan prolijo. Bajaron del auto y el taxista fue a hablar con su cuñada. Minutos después Anabel conoció a la Sra. Martínez, directora de la Escuela Nro. 1 de Paso de la Cañada. Era una mujercita baja, demasiado gordita para su estatura, con unos enormes ojos negros y al conversar un poco con ella Anabel comenzó a preguntarse por qué alguien tan culta perdía su vida en la calma de un pueblo.

- Pablo me ha dicho que están interesados en filmar un comercial aquí...

- Bueno, es la idea... vine a ver el lugar, si me gusta y calza con la idea que tenemos lo usaríamos... me gustaría ver el edificio por dentro.

- Claro... ahora están en clases aún... pero en cuanto terminen le indicaré a una de las maestras que se lo enseñe.

Anabel esperó casi media hora a que las clases terminaran. La Sra. Martínez fue muy amable entre tanto, le ofreció un café con un sabor muy diferente al que solía tomar en la ciudad, y unos bizcochos tan tiernos que parecían de espuma... vaya con la cocina de pueblo, era toda una tentación se dijo Anabel. Si no se cuidaba regresaría a la capital con algunos kilos indeseables en su haber. Conversaron un poco sobre la historia del pueblo. Al fin el bullicio y los correteos de los niños le indicaron que las clases habían terminado. La Sra. Martínez salió del despacho y regresó un poco mas tarde, acompañada de una muchacha... cuyo aspecto Anabel no esperaba ver en un pueblo de 3000 habitantes.

- Ella es Gisela, podrá mostrarle el edificio en su totalidad... sabe mucho de la historia de este lugar. Gisela, la señorita es Anabel Valtierra, de una agencia de publicidad de la capital.

- Es un gusto señorita Valtierra - respondió Gisela, con un tono de voz casi musical y un acento que sonó algo extraño a mis oídos... no era acento de muchacha del interior, sino extranjero. Anabel estrechó la mano, aún sin salir de su asombro... y no era para menos. Gisela era una rareza en un país latino, donde la mayoría de las personas tienen cabello negro y ojos oscuros. Gisela superaba el 1.80 de estatura... eso a buen ojo, ya que Anabel tenía 1.70 de altura, más que el promedio esperado en una mujer, y esa chica le llevaba más de una cabeza. Tenía el cabello largo hasta más abajo de los hombros de un tono rubio oscuro, con reflejos rojizos cuando movía la cabeza... y los ojos más celestes que Anabel hubiera visto antes en una mujer. Gisela tenía una nariz recta, no muy grande, una boca con unos labios muy sensuales que Anabel tuvo que mirar con detenimiento para descubrir que no estaban pintados sino que ese tono rojizo era natural... el rostro era algo cuadrado, pero no agresivo y se le formaban unos graciosos hoyuelos cuando sonreía... y tenía un suave hoyo en el mentón, detalle que incentivo la imaginación de Anabel, que siempre se pregunta como se vería una chica con ese detalle en su rostro, ya que siempre lo había visto en hombres y nunca antes en una mujer. Gisela tenía las piernas largas y bien formadas, que llamaban la atención a pesar de la falda tan discreta que traía, que apenas levantaba un poco sobre las rodillas el ruedo... y unas caderas amplias, rematadas por unas nalgas muy duritas... esa mujer debía realizar mucho ejercicio, o el aire de campo conservaba muy bien la figura se dijo Anabel para sí... caramba, si fuera hombre le dedicaría un par de silbidos de admiración a ese monumento hecho mujer.... porque si de la cintura para abajo podía despertar el deseo de mas de un hombre (y por qué no de mas de una mujer) de la cintura para arriba el conjunto era completo por unos senos que sobresalían desafiantes y de tamaño considerable, apretados por un sencillo sweater gris oscuro que no conseguía disminuir el atractivo de los mismos. Era la mujer mas linda que Anabel hubiera visto en su vida.... caramba, las cosas que se ocultaban en los pueblos.

- El placer es todo mío - dijo Anabel, tratando de no sonar muy atrevida sino casual... lográndolo admirablemente. Ni la Sra. Martínez ni Gisela sospecharon que estaba mas que impresionada por la belleza de Gisela.

La muchacha le mostró el edificio, no era muy grande, tenía cuatro aulas, unos baños, un patio interior de neto estilo español, Gisela le contó que el edificio databa de 1845 y que se utilizaba como escuela desde 1880 más o menos. Anabel decidió en ese momento que esa era la locación que quería para el comercial... ese edificio y ese pueblo.

- ¿Y vos sos de este pueblo? - le preguntó de pronto a Gisela. La rubia la miró, no esperaba esa pregunta.

- No, nací en Alemania y viví allá hasta los 10 años...cuando mi mamá murió mi tía me trajo a este país... mi padre vive en este pueblo y bueno... estoy con él. Mi tía vive en la capital, es profesora en el Deutsche School.... por eso es que estudié para ser maestra.

- Ajá...vocación de familia.

- Sí, algo así.

Anabel hubiera deseado preguntarle alguna cosa mas para que la muchacha siguiera hablando, pero la Sra. Martínez llegó hasta ellas en ese momento y ya no pudo continuar conversando. Le dijo a la directora que sí, que le interesaba la escuela, la mujer le indicó con quién hablar en la intendencia para que le dieran el permiso de filmar... ya era muy tarde ese día, tendría que hacerlo al día siguiente... se felicitó por rentar la habitación del hotel por tres días... conocía algo de burocracias. Le llevaría todo el día obtener el permiso, y ya no tendría ganas de soportar el viaje de regreso. Se despidió de la Sra. Martínez y salió a la calle.... preguntándose cómo volver al centro del pueblo. Estaba parada junto a la reja que rodeaba a la escuela pensando en eso cuando una motito pequeña, del tipo ciclomotor se detuvo junto a ella... Gisela la manejaba.

- ¿Quieres ir hasta el centro?... imagino que estás en el Hotel Renacer.

- Claro.

- Vamos, te llevo.

Anabel la miró, dudando... le tenía pánico a las motos, aunque fueran de tamaño chico... desde que se cayera de una en su época de adolescente no había podido superar ese temor que les tenía. Gisela sonrió divertida al ver la expresión en el rostro de Anabel.

- Vamos, te aseguro que soy buena manejando... y el pueblo no esta tan lejos si vas en vehículo... pero para regresar caminando creo que es demasiado para una citadina.

- ¿Me crees con tan poco estado atlético?

- No digo eso... pero en la ciudad no se camina tanto como en el campo... será muy cansador el regreso, porque aquí no pasan buses hasta allá.

Anabel estaba agotada, así que accedió. Se subió a la moto, tomó la cintura de Gisela y se aseguró. Gisela arrancó de nuevo el ciclomotor y emprendieron el regreso al pueblo. En el camino se cruzaron con otras motitos, se ve que era el medio de transporte más popular por ahí. Gisela dejó a Anabel frente al hotel.

- Gracias.

- Por nada. Espero que tengas suerte con el permiso.

- También lo espero, me fascinó tu escuela.

- Chau.

- Chau.

La vio alejarse por una de las calles laterales del hotel. Entró directo a su habitación.... estaba literalmente agotada. Cerró la puerta tras de sí, fue hasta la cama y se acostó de espaldas... comenzaba a dolerle todo por causa de la tensión, del largo viaje y de no poder dormir en tantas horas. Pensó en lo bien que le vendría un masaje y en las manos de Gisela... con dedos finos y largos, que seguramente serían muy hábiles para aliviar un cuello contracturado.

- "Vaya secretos esconden los pueblos... una mujer alemana, hermosísima, perdida en este lugar. Que desperdicio. En la capital podría ganarse la vida como modelo sin mayores problemas."

Cerró los ojos para descansar... y se quedó dormida en menos de cinco minutos.

martes, 22 de julio de 2008

ALQUILER COMPARTIDO

Marina es lesbiana. Siempre lo ha sido, desde la adolescencia, eso fue una de las cosas que siempre tuvo claras en la vida. Es una mujer de 35 años, con unas piernas muy largas y bien torneadas, caderas amplias, linda cola, cintura pequeña, busto mediano. Su rostro es engañoso...puede demostrar una seriedad y dureza que su portadora muestra ante el mundo...como puede suavizarse y convertirse en el rostro mas dulce del mundo si algo o alguien la conmueve.
El teléfono la saca de sus pensamientos...preocupada por sostener ese caro apartamento que Iris insistió en rentar cuando se fueron a vivir juntas. Un coquetísimo departamento, cercano a la rambla, con un dormitorio enorme, un buen salón de recibo...en fin encantador y bastante caro. Iris la convenció con el argumento de que pago a medias era un excelente negocio...y lo fue hasta que Iris perdió la cabeza, se enredó en otra relación y se fue. Ante la imposibilidad de sostenerlo Marina había publicado un anuncio en el diario ofreciendo compartir el alquiler. Atendió esperando que fuera alguna interesada.

- Hola.

- ¿Es el 714 43 30?.

- Sí.

La voz del otro lado del hilo le gustó...respetuosa, con un tono como de chica del interior, suave.

- Llamo por el compartir alquiler....¿cuanto sería el dinero que tendría que aportar?.

- US$ 250, para cubrir alquiler y gastos comunes.

- ¿Podría ver el lugar?.

- Claro....anota..

Le dio la dirección, algo insegura...no era una cosa muy convencional lo que estaba haciendo, dejando entrar a una completa desconocida a su casa. Luego sonrió...había dejado entrar a Iris en su vida, que creía conocerla y le había destrozado el corazón...así que esto podía no ser tan malo.

Media hora después tocaron el timbre. Abrió y frente a ella se encontró con una chica no muy alta, delgada, con el cabello semi-largo, ojos castaños oscuros ocultos detrás de unos anteojos con marco dorado, lo que le daba un aire intelectual. La muchacha sonrió y dijo.

- Soy Lucía...vengo por el aviso.

- Pasa.

Un rato después y dos cafés por medio, Marina sabía que Lucía venía del interior, llevaba unos años en Montevideo, estaba viviendo en un hotel pero no podía terminar de acostumbrarse a eso, antes había vivido en un apartamento cuyos gastos compartía con unas chicas de su misma ciudad. Había terminado su carrera hacía un año y afortunadamente ya tenía empleo en lo suyo, que era la fisioterapia. Apenas llegaba a los 28 años.

Marina le mostró el apartamento, que a Lucía le pareció bien.

- Como ves...solo tenemos un dormitorio. Puedes dormir aquí, o en la sala, eso es como tú prefieras.

- Si no te molesta...me gustaría estar en el dormitorio. Prometo que no te molestaré. Trabajo de 10 a 18 horas, así que no me levanto muy temprano a hacer ruido...

- Ok mujer...entonces...el contrato de este lugar vence en un año. Si te parece bien puedes mudarte en cuanto desees.

- Mañana me mudaré.

- Otra cosa...¿tienes novio?

- Bueno...salgo con alguien - respondió Lucía poniéndose roja.

- Lo digo porque si algún día quieres privacidad conversemos luego sobre el código a usar.

- No...no habrá problemas con eso - respondió Lucía aún mas roja. Marina sonrió levemente...¿era tan inocente o solo lo fingía?. De todos modos le caía muy bien Lucía, tenía el dinero para pagar adelantado...y no quería perder tiempo entrevistando mas personas. Se sintió un poco culpable al despedirla por no haberle dicho que era lesbiana...pero bueno...eso podía espantarla, y ahora realmente necesitaba compartir el alquiler de ese apartamento, sino comenzaría a desfinanciarse.

A la mañana siguiente Lucía se mudó con sus bolsos, libros, fotografías...y Marina conoció a Rogelio, que era el hombre con quién Lucía salía, que por cierto no le cayó nada bien. Era un hombre morocho, ojos verdes, pero la sonrisa...maligna. Y trataba a Lucía con un aire de desprecio, como si le hiciera un gran favor estando con ella. Con el correr de las semanas Marina y Lucía se complementaron bien. Lucía era muy tranquila, así que no alteraba en nada el ritmo de Marina. Conversaban hasta tarde, preparaban las comidas a medias. Marina se acostumbraba a tener a Lucía. Y lo que le inquietaba es que comenzaba a gustarle...en las mañanas muchas veces fingía dormir para espiarla mientras Lucía, pensando que ella dormía, paseaba en ropa interior por la habitación.

También comenzaron a intercambiar confidencias. Lucía le contó que con Rogelio las cosas no iban muy bien, ya que él quería pasar al plano sexual y Lucía no se sentía preparada...pero Rogelio seguía insistiendo, haciéndola sentir muy tonta muchas veces.

- ¿Y por qué no quieres tener relaciones con él?.

- ¿No te vas a reír?.

- No ¿cómo crees?.

- Me da asco pensarlo....nunca he podido hacer el amor...me da asco, no me excita.

Marina sonrió levemente....podía comprender eso muy bien. Le tomó las manos y sintió un escalofrío. Por unos segundos se miraron una a los ojos de la otra, hasta que Marina rompió el silencio.

- No te preocupes querida, ya llegará el momento. No permitas que te presione.

Al sábado Lucía se preparó con un esmero inusitado en su arreglo. Iba a un casamiento con Rogelio y se veía realmente hermosa en ese vestido mini negro. Marina tuvo que controlar su mirada mas de una vez mientras Lucía se arreglaba. Y también sintió algo que pensó ya no volvería a sentir....celos de que se fuera con Rogelio. Tanto fue así que cuando él llegó, fingió estar muy ocupada en la cocina para no tener que saludarlo.

El ruido y los gritos de Rogelio interrumpieron el profundo sueño de Marina. Miró el reloj...eran las 5.30 a.m. Sintió que algo caía en el living y decidió levantarse cuando oyó a Lucía decir:

- Ya basta…. déjame...

Cuando se asomó al living Rogelio estaba aplastando con su peso a Lucía sobre el sofá de tres cuerpos, metiéndole mano por todos los lugares, el vestido negro estaba rasgado en el fondo y la cara de Lucía denotaba pánico.

- ¿Qué no has oído que la dejes?

- ¿Y tú que te metes? - respondió Rogelio de mal modo....aún sobre Lucía.

- Es mi casa...así que te pido que te retires, o llamo al portero - respondió Marina, levantando el tubo de intercomunicación.

Rogelio se puso en pie, ceñudo. Miró a Lucía con despecho.

- No volverás a saber de mí.

- Por favor....vete ya - respondió Marina por Lucía. Un poco tambaleante el hombre salió del departamento. Marina se sentó junto a Lucía y la abrazó... besándole los cabellos, como quién consuela a una niñita.

- Calma querida...ya se fue...

- Es un desgraciado....

- Lo sabemos...pero cálmate...

Marina apretaba a Lucía contra su cuerpo, trasmitiéndole calor. Besó de nuevo sus cabellos suavemente. Lucía elevó la cara, quedando sus labios tan cerca de los de Marina...que antes de pensar en lo que hacía la estaba besando. Un roce de labios que encendió fuego en Marina, a la vez que una tremenda confusión, se sintió sucia al hacer eso...aprovechándose de la debilidad de Lucía.

- Perdóname....

- ¿Eres lesbiana....verdad?

La pregunta de Lucía no denotaba reproche...y el tono era muy dulce...además no se había despegado de su abrazo, ni quitado la cabeza del hueco de su hombro...y la miraba a los ojos.

- Sí.

- ¿Me besas de nuevo?

El pedido la sorprendió tanto que no lo hizo...así que fue Lucía quién elevó la cabeza y atrapó sus labios. Con la lengua tentó entre ellos, Marina entreabrió la boca y se dieron un apasionado beso que despertó por completo la libido de Marina, que bajó sus manos para acariciar los senos de Lucía sobre el vestido negro, mientras el beso se hacía interminable.

- Te deseo - murmuró Marina cuando sus labios se separaron.

- También yo - respondió Lucía, semi incorporándose solo para atrapar la cara de Marina entre sus manos y volver a besarla - Me gustas mucho...hasta ahora me doy cuenta de cuanto.

Las manos de Lucía acariciaban la nuca de Marina mientras le decía eso con voz suave....la enloquecía. Marina bajó las manos por el costado del cuerpo de Lucía, mientras besaba su cuello con besos suaves, recorriéndola.

Se puso en pie y le tendió la mano a Lucía, quién la tomo. Se dirigieron al dormitorio. Una vez allá se miraron a los ojos unos segundos, mientras Marina elevó los brazos de Lucía y le quitó el vestido negro, viendo aquel conjunto de ropa interior azul oscuro que tantas veces había espiado fingiendo dormir. Lucía por su parte desanudó la bata de Marina, que cayó hacia atrás....Lucía solía dormir solo con los calzones, así que los senos pequeños y formado quedaron al aire. Lucía recorrió con dos dedos desde el cuello hasta el inicio del monte de Venus cubierto por la tela blanca del calzón y murmuró.

- Eres hermosa

- Tú eres la hermosa.

Lucía bajó la cabeza para atrapar uno de los senos de Marina entre sus labios, chupándolo con una ternura que no creía capaz poseer...pronto el pezón estaba erecto y Marina muy excitada. Lucía pasó a tratar al otro seno del mismo modo, mientras con las manos acariciaba el trasero de Marina, que no cesaba de sorprenderse de las cualidades amatorias que Lucía demostraba. La lengua de Lucía estaba ahora en su vientre, rodeando el ombligo, y Marina suspiraba fuertemente mientras sentía como le quitaba el calzón.

Lucía se detuvo para empujarla suavemente...Marina se tendió en la cama y ella la imito...comenzando a recorrer ahora desde los tobillos hasta los muslos con la lengua... saboreándola. Se entretuvo un rato en la cara interna de los muslos, acercándose a la caliente humedad del sexo de Marina...tan cerca que algunos lenguazos llegaban a rozar los labios de la vagina. En el aire se sentía el característico olor de mujer excitada.

- Sabrás disculpar la torpeza - murmuró Lucía antes de atrapar al clítoris entre su boca y chuparlo suavemente, para luego meter la lengua directamente en la raja de Marina, que emitió un gritito al sentirla. La lengua de Lucía se movía en su interior, deteniéndose solo un poco para tratar al clítoris, que sobresalía hinchado por la excitación. Los jugos de Marina fluían ya sin control, y Lucía se ocupaba de aumentarlos con el movimiento de su lengua dentro de Marina...el orgasmo tensó las piernas de Marina, que emitió un sonido extraño cuando al fin terminó.

Lucía subió besando desde el monte de Venus al cuello de Marina, se miraron a los ojos y Marina la besó, sintiendo su propio sabor en los labios de la otra.

- ¿Hablaste de torpeza? .... estuviste fabulosa.

- Te deseo Marina...desde hace mucho tiempo.

Marina la obligo a ponerse boca arriba, para poder verle la cara. Le quitó el brasier para poder besar los senos de su compañera, que ya estaban con los pezones totalmente erectos. Le quitó luego el calzón y volvió a descansar a su lado, recargando el peso del cuerpo en uno de sus brazos para recorrerla con su mano libre, hasta llegar a la vagina...totalmente mojada de los jugos de Lucía...estaba excitadísima. Con dos dedos encontró al clítoris y comenzó a masajearlo suavemente, con movimientos circulares. Lucía apretó la cadera contra su mano para aumentar la presión...así que Marina le hizo caso, aumentó la presión y comenzó a ir mas lejos, pasando los dos dedos también por la raja...insinuando la penetración, pero sin llevarla a cabo.

- Hazme tuya Marina....

Marina se puso sobre Lucía, los senos de ambas rozándose y metió dos dedos de golpe dentro de la vagina de Lucía, cuyos ojos se extraviaron un poco....comenzó a moverse, entrando y saliendo a un ritmo lento, pero Lucía apuraba el ritmo apretándose contra ella, así que apuró el ritmo, cabalgando sobre una Lucía que emitía gemidos de placer e inundaba su mano con jugos.

- Sí amor...así....hace tanto que te deseaba...

Marina curvó un poco sus dedos hasta encontrar lo que buscaba...la pequeña protuberancia que se conoce como punto G...pero a quién le importa el nombre, lo que Marina sabía era que estimulando esa protuberancia se lograban unos orgasmos muy fuertes...y cuando llegó el de Lucía no fue la excepción. La vagina apretaba y soltaba los dedos de Marina con una rapidez pasmosa, mientras Lucía jadeaba. Cuando al fin se calmó Marina quitó suavemente los dedos de dentro de Lucía.

Marina puso su cabeza entre los senos de Lucía, descansando. Intuía que esa era la primera noche de muchas otras que pasarían juntas en el futuro.

LA ESTACION DE SERVICIO

Macarena detuvo el auto en la estación de servicio para cargar nafta, cansada y aburrida de un largo día de problemas por resolver en la oficina. Encendio un cigarrilo mientras esperaba su turno. Se sorprendio al ver que era una chica quién venía a atenderla....es decir, ya había visto chicas trabajando en estaciones de servicio, pero no en esa que era a la que solía acudir siempre, dado que era la única que estaba abierta mas allá de las 20 hrs, que era su hora habitual de regeso a casa.
- ¿Sí?.
- Lleno por favor.
Distraída la siguió con la mirada mientras la chica puso a cargar el tanque, luego tomó el pequeño lampazo para limpiar el vidrio de su auto. Por unos segundos sus miradas se cruzaron y se percató que tenía unos hermosos ojos verdes. Sintio curiosidad por saber como sería su cabello, ya que lo llevaba dentro de la gorra gris que formaba parte del uniforme de la estación. Rapidamente la chica limpio su parabrisas, llenó el tanque y le diijo el importe. La vio alejarse a buscar el cambio, y notó que aún con ese pantalón masculino y de feo color gris sucio, la cola de la muchacha era firme y redondita. Se llamó a sí misma vieja verde cuando salío de la estación y siguió hasta su apartamento, deseando llegar para acostarse. Esos días no había parado un minuto, con la presentación de la campaña para la línea de electrdomésticos GAFA... era fascinante trabajar en publicidad, pero agotador también .
Durante ese mes siguió viendo a la chica de la estación...solo que no de forma tan distraída como el primer día. Comenzó a fijarse en ella, se adivinaba una linda figura debajo de la camisa roja y el pantalón gris que formaban parte del uniforme de la estación... y se le formaban dos hoyuelos pícaros cuando sonreía por algo. Debía tener unos 25 años calculaba Macarena... y una voz muy linda. Llevaba mucho tiempo sin fijarse en una mujer, tan atareada estaba con el trabajo... que había relegado el costado amoroso de su vida. Esa nochecita, mientras Rosana, así se llamaba la muchacha (había oído a unos de sus compañeros cuando le llamaba), limpiaba su parabrisas se dijo que de verdad le gustaba.
Como si leyera su pensamiento Rosana se quedó unos segundos mas de lo necesario limpiando su parabrisas... viéndola... Macarena podía jurar que estaba solo viéndola. Mas se sorprendió cuando Rosana le guiñó un ojo.... casi pegó un respingo. Notó que una sonrisa traviesa aleteaba en el rostro de Rosana y se dijo que se veía mas linda que nunca. Se puso nerviosa y tomó un billete de denominación demasiado alta para pagar la nafta. Rosana le devolvió el cambio en un rollito y se alejó a atender otro auto.
Macarena guardó el dinero sin fijarse mucho más. Cuando llegó a casa no pudo con su obsesión de guardar los billetes ordenados y por denominación en su billetera...y encontró el papel blanco con el número de teléfono anotado. Lo miró, incrédula... vaya carota estaba resultando esa Rosana... o ella a sus treinta y cinco años había perdido el tren sobre como ligar con una chica.
Tomó el teléfono y discó el número. Reconoció de inmediato la voz de Rosana.
- Hola
- Hola...sé que sonará extraño....pero soy la dueña del Corsa azul....
- Ajá.
Se envaróun poco...Rosana no mostraba señal de esperar la llamada...quizás se había equivocado al poner el papel en su cambio...se alivio un poco al notar la leve risita al otro lado del tubo, y la Macarena conquistadora surgió. Puso su mejor voz seductora y susurrante para decir:
- ¿Quisieras salir a tomar un copa?. Es sábado en la noche...y mañana no trabajas.
- De acuerdo...¿pasas por mí?.
No cabía dudas que esta Rosana era una carota de cuidado...pero a Macarena le gustó que fuera así. Era lo opuesto a lo que ella solía ser en su vida, precavida, cuidadosa y meticulosa... le gustó.
- Bien... dejame anotar la dirección.
Tardó una hora en arreglarse...hacía mucho que no tenía una... ¿cita?. ¿Era eso una cita?. Bueno, podía decirse que sí... eligió una falda negra a media pierna, un sweater verde - azulado ajustado que se pegaba sobre sus senos, destacándolos, cepilló cuidadosamente su cabello rojizo y puso un poco de rimel para profundizar la mirada de sus ojos negros. Dio una vuelta frente al espejo antes de salir y se dijo que se veía bien.
Cuando detuvo el Corsa frente a la dirección que Rosana había indicado vio que era una Escuela de Teatro...vaya, mas sorpresas... con razón Rosana era tan desenvuelta. Y se veía hermosa con esa falda azul cortísima, la blusa blanca ajustada y los zapatos negros de tacón... y al fin vió su cabello, largo y color miel, cayendo lacio en marcando su rostro, que sin el gorro gris se veía esplendido. Con soltura Rosana se sentó a su lado y sonriendo de oreja a oreja le dijo:
- Pensé que no llamarías.
- ¿Por qué?.
- No sé...era muy loco darte el número así... espero no haberme equivocado.
- Depende... de lo que busques - respondió Macarena con una seriedad que estaba lejos de sentir, ya que el desparpajo total de Rosana le estaban causando mucha gracia. Le causó aún mas gracia ver el azoro en el rostro de Rosana... y el color rojo subiendo a sus mejillas. No creía que aún hubiera mujeres capaces de sonrojarse.
- Ups.... ¿será que me equivoqué?.
- Pues no sé.... - respondió Macarena, jugando a la desentendida. Detuvo el auto frente al restaurante donde pensaba invitar a Rosana y se volvió. Se quedaron viendo fijo a los ojos.... Rosana aún sonrojada, o más aún... Macarena con una increíble serenidad. Sostuvo la mirada por unos segundos - Creo que tú piensas que a mí me gustan las chicas....
Rosana asintió ligeramente. Sentía el corazón en la garganta, pues era la primera vez que había intentado algo tan frontal para atraer la atención de una mujer... había puesto el papel con su número telefónico dentro del cambio porque estaba harta de esperar a que Macarena le dijese algo... y prefería recibir un «no gracias, te has equivocado» por respuesta que verla todas las semanas y no intentarlo. Ahora quería que la tierra la tragase si es que había malinterpretado las miradas de Macarena y era que no le gustaban las chicas.
- Pues sabes qué... te has equivocado, no me gustan....
Rosana sintió que se le venía el mundo abajo... no siempre era así de atrevida y carota como se había comportado con Macarena... generalmente siempre esperaba a que la otra persona diera el primer paso... pero no quiso esperar con Macarena. Bajó la cabeza, sintiendo que se le ponían rojas hasta las orejas. Macarena estiró la mano y le obligó a levantar la barbilla con suavidad, mientras acercaba su rostro.
- Me encantan las mujeres en general... y vos en particular me tenes fascinada desde el primer día en que te ví.
- Qué mala sos.... casi me matas de un susto....- respondió Rosana, acariciando la nariz de Macarena con la punta de los dedos. Se rieron, mirándose a los ojos, descubriéndose nuevamente en otro plan... atrayendose. Macarena se puso un poco nerviosa y dijo:
- Vamos a cenar...
- Bien.
Durante la cena conversaron de miles de cosas. Macarena supo que Rosana trabajaba en la estación de servicio para solventar sus estudios de teatro, que ya había intervenido en algunas obras y que esperaba poder convertirse en una actriz aceptable algún día. Rosana supo el porque Macarena siempre lucía tan seria, debido a las mil y una cosas que llevaba en su cabeza. Sin embargo Rosana adivinaba un costado sensual en esa mujer tan seria...y quería descubrirlo.
- ¿Y siempre has sido tan loca para tratar de atraer la atención de alguien?.
- No... a decir verdad... siempre esperaba a que se acercaran a mí... por pánico al rechazo.
- ¿Y que pasó conmigo?.
- Pues... me atraías demasiado para esperar.... y solo te veía si ibas a la estación... así que lo pensé bien y me dije que me arrepentería toda la vida si no lo intentaba.
- Hmmm... espero no desilusionarte.
- No lo creo.
Terminaron la cena y el mozo vino a ofrecerles café. Macarena hizo un gesto negativo y le dijo en voz baja a Rosana:
- El café mejor lo tomamos en casa.
No solía llevar a una persona que apenas conocía a su casa... sin embargo, esa noche quería hacer cosas locas, y sobre todo... quería llevarse a esa mujer a su casa. Hacía mucho tiempo que no tocaba a nadie, ni que alguien la mirara con la expresión arrobada con que Rosana la miraba. Rosana asintió y el corazón le dio un salto en el pecho. Pagó la cuenta que trajo el mozo. Quince minutos después estaban entrando en el apartamento de Macarena, que tenía un estilo despojado, no por falta de dinero para amueblar sino por falta de tiempo para ir a elegir las cosas. En el living solo había un sofá de tres cuerpos, una mecedora y una mesa de centro amplia. En las paredes algunos posters de películas antiguas, y un equipo de audio en el piso. Rosana recorrió la habitación curiosa, mientras Macarena fue a la cocina a preparar el café, no sin antes encender dos de los inciensos que siempre tenía distribuidos estrategicamente en el apartamento.
- ¿Puedo poner música? - preguntó Rosana desde la sala.
- Claro.
Rosana encendió el equipo y escogió uno de los discos de Macarena del estante, una selección de baladas en inglés. La música y el incienso se le antojaron muy sensuales a Macarena cuando regresó con la bandeja con los dos cafés. Se sentaron en el sofá...exageradamente cerca la una de la otra.
- ¿Azúcar?.
- Sí... dos cucharadas - respondio Rosana. Macarena puso el azúcar en la taza y se la iba a alcanzar a Rosana, cuando esta hizo un movimiento imprevisto con la mano, que resultó en que el café se derramara sobre su blusa blanca. Se quedaron ambas mudas, y Macarena reaccionó diciendo:
- Quitate ya la blusa, que la meto con algo de agua para que no se manche.
- Pero...
- Yo te presto algo para ponerte, no te preocupes.
Rosana se quitó la blusa, que Macarena llevó al baño y puso en la pileta de pie con algo de jabón quitamanchas. Cuando regresó al living tuvo que reconocer que Rosana se veía preciosa con su soutien blanco de encaje, la falda subida hasta casi el límite con la ingle y el cabello cayendo a ambos lados de su cabeza...se quedó de pie, mirándola...sintiendo unos locos deseos de besarla. Rosana levantó la vista y adivinó sus intenciones en la mirada. Se puso de pie y caminó hacia ella lentamente, exhibiendose, para sentir esa mirada ardiente sobre su piel.
- ¿Te gusto?.
- ¿Tú qué crees?.
- ¿Siempre respondes a una pregunta con otra?.
- Depende.... de la pregunta...
- A ver que respondes a esto - dijo Rosana, pasando los brazos detrás del cuerpo de Macarena, atrapandola, pasandole el calor de su cuerpo. Macarena entreabrio los labios para suspirar, pero no pudo, porque Rosana comenzó a besarla suave y candenciosamente, encendiendo fuego dentro de ella. Y no podía hacer nada porque Rosana tenía sus brazos atrapados... así que se dejó besar, jugando con la lengua de Rosana, sintiendose casi mareada por el gusto de tenerla.
- ¿Te gusto?...- murmuró Rosana al oído de Macarena, antes de recorrer todo el lobulo con su lengua y llenarle el cuello con ligeros besitos.
- Me estás volviendo loca....
- Eso es lo que pretendo... volverte loca... desde que te vi por primera vez me preguntaba como sería estar contigo... si serías tan seria y concentrada para todas las cosas - murmuraba Rosana a su oído, alternando el comentario con besos a lo largo del cuello. Soltó un poco los brazo y Macarena atrapó a Rosana por la cintura, apretandola contra su cuerpo. Sentía los pezones duros de la muchacha contra sus propios senos, que también apuntaban desafiantes hacia el frente aún cubiertos por el sweater.
- ¿Y si te defraudo?.
- Demuestrame que me defraudas... o que no lo haces.... - respondió Rosana, con la boca rozando los labios de Macarena antes de besarla nuevamente de ese modo que puso a Macarena fuera de control. Desabrochó el soutien de la muchacha para tirarlo a un lado, luego desprendió la pollera que cayó al suelo, quedando Rosana solo con la bombacha blanca y los zapatos de tacón... se veía algo cómica, pero hermosísima... los pequeños senos se erguían con los pezones duros, las piernas eran delgadas y larguísimas, la cintura estrecha y las caderas amplias... le gustaba mucho ese cuerpo. Macarena hundio la cara en los senos de Rosana, para olerla, recorrió con su lengua los pezones erectos, provocando que aún se pusieran mas erectos. Rosana se puso aún mas excitada que Macarena con este simple gesto, le encantó sentir la cara de ella entre sus senos.... quería que esa mujer la poseyera cuanto antes.
- Te deseo...
- También yo...vamos - dijo Macarena, urgida por sentir por completo la piel de Rosana junto a la suya. La tomó de la mano y se la llevó al dormitorio. Ahí la sentó en la cama y le quito los zapatos, comenzando a besar desde la punta de los dedos de los pies hacia arriba, pasando por los muslos, hasta la cara interna de los mismos, muy cerca del sexo, sintiendo el calor que se desprendía de esa zona...y el particular olor a mujer excitada de Rosana. Rosana jugueteaba con el cabello de Macarena mientras esta se aplicaba a su tarea de recorrer su cuerpo con besos... ahora estaba en el vientre, subiendo hasta los senos, que atrapó con su boca, mamandolos con una suavidad que parecía impropia para alguien tan seria. Rosana tomó la parte de abajo del sweater y dio un suave tirón que dio pauta a Macarena de sus intenciones... se incorporó un poco para que Macarena librase su cuerpo de la prisión del sweater y de inmediato el soutien negro voló detrás, quedando los senos de Macarena justo a la altura de la boca de Rosana, que los atrapó para chuparlos como desesperada. Pocas veces se había sentido tan excitada estando en la cama con alguien... mientras chupaba los senos de Macarena, teniendo los ojos cerrados porque no quería sentir otra cosa que el olor del cuerpo de su amante, sus manos desprendieron la pollera..no quería nada entre ellas. Macarena decidió ayudarla, y rápidamente se quitó la pollera y la bombacha, quedando tan desnuda como Rosana. Rosana boca arriba, disfrutando del espectaculo del cuerpo de Macarena, recorriendola con sus manos desde los senos bajando por el vientre y jugueteando con los escasos vellos del Monte de Venus, sintiendo en sus piernas el calor que emanaba de la vagina de Macarena, que también se estaba recreando viéndola. Macarena bajó el cuerpo y se fundieron en un beso apasionado, una guerra de lenguas, mientras las manos de ambas se afanaban en el cuerpo de la otra, reconociendo cada rincón, sin dejar ni un solo centímetro de piel sin tocar.
- No aguanto más - murmuró Rosana, que se movía debajo de Macarena, haciendo que esta se volviera loca. Macarena no se hizo esperar, rápidamente bajó para colocar su cabeza entre las piernas de Rosana y atrapar el clítoris hinchado de la muchacha con su boca, chupandolo, y trabajando con la lengua dentro de la vagina mojada, emborrachandose con la mezcla de aromas que emanaba del cuerpo joven de Rosana, ahora totalmente a su merced...elevó la mirada y la cara que Rosana tenía la volvió loca...apuró el trabajo de lengua y chupado, hasta que el orgasmo le llegó a Rosana en forma violenta, quitándole el aliento. Se quedó con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados, mientras sentía como Macarena subía lamiendo su vientre hasta llegar a su cuello, con el cuerpo pegado al suyo, moviendose.... invitandola a seguir con el juego amoroso.
- ¿Te cansaste? - preguntó Macarena...Rosana continuo con los ojos cerrados, pero deslizó la mano entre su cuerpo y el de Macarena para juguetear con sus dedos sobre el clítoris hinchado de su compañera sexual, que dio un suspiro al sentir ese jugueteo incitante... comenzó a presionar con su cuerpo sobre la mano de Rosana, que por la forma en que la estaba masturbando se notaba que no era novata en estas lides. Ritmicamente Rosana movía sus dedos arriba y hacia abajo sobre el clítoris de Macarena, presionando y soltando para volver a presionar mientras restregaba... Macarena empezó a suspirar ruidosamente, sintiendo que su vagina se incendiaba... apretando el cuerpo contra el de Rosana para sentirla trabajando allá abajo...
- Ya..no seas cruel - murmuró entre suspiros, justo antes que Rosana metiera tres dedos de un golpe dentro de la vagina mas que lubricada por la abundante cantidad de espesos líquidos que desprendía. Macarena pego un gritito por el placer que le provoco ser penetrada de ese modo, y comenzó a balancearse sobre los dedos que tenía firmemente metidos dentro, y que Rosana parecía querer introducir aún mas porque los iba empujando hacia dentro a un ritmo que ponían totalmente caliente a Macarena... que no tardó mucho en tener un orgasmo que le hizo sentir como las paredes de su vagina se movían como posesas. Se dejó caer sobre el cuerpo de Rosana, agotada totalmente... dejó que la muchacha retirara su mano, porque no quería moverse, sino disfrutar del descansar sobre ese cuerpo que tanto la había hecho gozar. Durante unos largos minutos ninguna de las dos habló, hasta que Rosana dijo.
- No estoy para nada defraudada....
- ¿De verdad que no?.
- ¿Otra vez me respondes con una pregunta?.
- Es que si estas defraudada.... puedo hacerte cambiar de opinión - respondió Macarena, comenzando a besar el cuello de Rosana... aún tenía toda la noche para lograr que Rosana no se arrepintiera de haber dado el primer paso para propiciar ese encuentro...