viernes, 18 de julio de 2008

Dos Mujeres - Parte Siete

- ¿Cómo que te fuiste?.
La exclamación de Fabiola fue casi un grito. De la casa de Eugenia Vanesa se había ido a la de Fabiola...estaba demasiado confundida como para irse a su casa, después del episodio con Eugenia. Al ver la cara de su amiga estaba pensando que había sido un error venir y contarle justamente a Fabiola de su actitud ante el beso de Eugenia.
- Fabiola...te digo que tiene poco mas de veinte años.
- ¿Y qué con eso?...Nena...¿cuánto hace que no tienes una mujer en brazos?.
- Bueno....después de Mayté no he vuelto a... bueno, ya sabes.
- ¿Desde Mayté?. ¿Y te carga una pendeja y vos te hacés la interesante?. No, si a vos habría que matarte. A no ser que no me estés contando todo y esa muchachita sea la hija de Frankenstein, las cuentas no me cierran bien contigo chiquita.
Fabiola le alcanzó la taza de café mientras hacía el comentario con su típico tic nervioso, moviendo la cabeza hacia la izquierda. Vanesa la miró y se rió con el comentario.
- No, nada mas alejado...es una chiquilla muy linda y muy dulce..si supieras el beso que me dio...nadie me había besado nunca así...tan tiernamente.
- ¿Te alcanzo una servilleta?...no quiero que me babees la taza, que después las tengo que lavar yo.
Fabiola podía arruinar el comentario mas romántico en cinco minutos...pero era un buen referente para poner la cabeza en tierra y enfrentar las cosas prácticamente, aunque para sí misma se manejara en el medio del caos sentimental . Se sentó frente a Vanesa.
- Escucha dos cosas...primera: si esa muchachita no te gustara ni un poco no estarás acá contándome el episodio. Segunda: tres años sin tocar a nadie....son demasiados. ¿Por qué no te relajas un poquito, le das bolilla a la pendeja...y te dejás de hacerte dramas con el futuro y todo ese rollo?. Ah...si a mí una chiquilla de veinte me da un beso....no le perdono la vida.
- Pero es tan joven Fabiola...se va aburrir de mí...
- Dejate de joder. Además es ella que te está buscando ¿o no?...y si tiene mas de 20 sabe lo que hace...mira que esas nenas no son como nosotras, que eramos flor de nabas a esa edad...a nosotras jamás se nos hubiera ocurrido tirar el lazo a una mujer mayor que nosotras.
- No sé Fabiola...me da miedo.
- Bueno...¿te agarró el complejo de Edipo a la inversa?. Si vas a seguir así de tonta consideraré seriamente el ser tu amiga en el futuro. Te estas convirtiendo en una boluda de primera clase. No sales, no conquistas a nadie...y no aprovechas cuando te dan las cosas servidas en bandeja.
- Y vos no perdés la costumbre de rezongarme ¿verdad?.
- No. Y el viernes te voy a rezongar mas si no disfrutas de tu fiesta de cumpleaños. Ya está todo preparado. Así que ya sabes...tienes obligación de divertirte, bailar, beber...yo me ocupo de llevarte a casa.
- No...mejor no...no confió en vos lo suficiente.
Ambas se rieron. Por mas mujeriega que fuera Fabiola, si a alguien respetaría siempre sería a Vanesa. Y no porque no la considerara atractiva, sino porque entre ellas existía otro tipo de relación, una profunda amistad. Vanesa era el hilo de la cometa para Fabiola, la única persona a quién regresar si las cosas marchaban mal. Y para Vanesa Fabiola era esa amiga que le ponía a ver las cosas desde una óptica totalmente opuesta a la suya propia, cosa que resultaba muy útil cuando algo la confundía.
Eugenia esperó con la VESPA casi hasta las 20.30 hrs ese jueves a que Vanesa saliera de la Boutique. Las muchachas se había ido hacía ya un rato...era increíble como Vanesa podía perder la noción del tiempo dentro de su oficina. Se estaba quedando aterida de frío, y hacía pocos minutos estaba lloviznando...se sentía como en la canción de rock argentina "Anoche te esperó bajo la lluvia dos horas....mil horas...como un perro".
- "Solo espero que me trate mejor que al pibe de la canción y me patee porque estoy toda mojada" se dijo Eugenia a sí misma sonriendo. Al fin la vio salir y corrió hacia ella, evitando que llegara hasta su auto.
- Hola.
- Hola...traiga prisa respondió Vanesa casi automáticamente. Pese a la conversación sostenida con Fabiola la noche anterior...sus prejuicios acerca de la diferencia de edad se alzaron como un muro al verla allí enfrente, con esos ojos tan verdes y ese aspecto tan de niñita.
- Yo quería pedirte disculpas...creo que me comporté mal contigo anoche.
- Te dije que estaba todo bien...no estoy ofendida.
- Te fuiste tan rápido anoche.
- Es que...creo que te confundiste conmigo Eugenia.
Eugenia alzó la mirada...comenzaba a llover bastante fuerte. Ambas se estaban mojando. Vanesa sentía que se estaba portando como una boluda, tal como dijera Fabiola...pero después de decir esa frase no sabía como continuar.
Eugenia miró a los ojos de Vanesa, quién le evitó la mirada...así que preguntó en un tono entre burlón y dubitativo.
- ¿Sí?.
- Sí, creo que es así...además, no entiendo porque tienes tanto drama por un beso. No es algo tan importante. lo dijo en un tono ligero. Eugenia se sintió lastimada ante la ligereza de las palabras de Vanesa, y mas se enojó cuando ella continuó hablando Atribuyámoslo a la música y al incienso....era un ambiente muy especial....y me sentía yo muy relajada....
- ¿O sea que tú te dejas llevar por los "ambientes" y no por la persona? - preguntó Eugenia dolida.
- Bueno...algunas veces....suelen pasar estas cosas...siento si pensaste algo que no era...
- No puedo creerlo. Déjame decirte que ese beso yo lo sentí muy especial...y que me apena haberme equivocado contigo...pensé que eras otro tipo de mujer.
No dijo nada más. Se volvió y subió a la VESPA, partiendo a mas velocidad de la recomendable. Vanesa se sintió mal...había lastimado ex profeso a la muchacha...por su propia cobardía y sus propios prejuicios. La lluvia la estaba mojando...y no le importaba. Tuvo deseos de ir hasta la casa de Eugenia y pedirle disculpas.
- "No Vanesa...es mejor que dejes las cosas tal como están...mucho mejor. ¿Qué podrías decirle?...ya lo arruinaste Vanesa...ella vino a buscarte otra vez, y le haces esta trastada...respondiéndole como si fueras una que se acuesta con cualquiera si se tienta y esta relajada. Muy digno lo suyo Rey.".
- Sabes...es increíble...conozco a la mujer de mis sueños...y es una indecisa, una veleta que se deja llevar por "ambientes"...no puedo creer que me haya equivocado tanto. Seguro que es una hetero que cada tanto tiene un "desliz"...¿cómo pudo fallarme mi sensor?...y yo como una idiota esperando bajo la lluvia por ella....
- Ya deja de hablar de esa mujer y termina de vestirte...verás que en el Arcoiris te olvidas de esa mujer....si miraras un poco alrededor verías cuantas admiradoras tienes.
- Por favor Mirta...siempre exageras.
- Sabes que no...solo mírate al espejo. Hoy te asediarán...y yo ni existiré, como de costumbre.
Eugenia se miró atentamente. Se había puesto una mini de cuero negro, una camisa roja y una chaqueta de cuero negra. El cabello cuidadosamente cepillado caía en una suave cascada rojiza...un toque de brillo cambiaban totalmente el aspecto de sus labios. Se veía muy...sensual, esa era la palabra.
- Si no fuera tu amiga trataría de conquistarte en esa frase resumió Mirta cómo se veía Eugenia.
- Mira que dices bobadas a lo largo del día...menos mal que tu padre te prestó el auto...subir a la VESPA con esta mini se complica.
- Listas....vamos....el 600 es fiel y nos llevará a destino seguras bromeó Mirta. El FIAT 600 rojo era de su uso exclusivo de viernes a domingo. Era el trato con su padre, ella le ayudaba con los gastos pero el uso era suyo en esos días. Por eso los fines de semana Mirta y Eugenia salían juntas, en parte para sentirse apoyadas la una con la otra y en parte para darle buen uso al auto.

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